Cuando las estadísticas de criminalidad apuntan hacia arriba se debe, en buena medida, al imparable incremento de la ciberdelincuencia, que ha multiplicado las posibilidades de los ‘malos’ de cometer estafas y fraudes. A través de internet y de las redes sociales son capaces de llegar a más ciudadanos, a quienes antes de la irrupción de las nuevas tecnología solo podían acceder de forma física o por correo ordinario. El número de ciberdelitos aumentó el pasado año en la provincia un 50% y se contabilizaron 2.345, por los 1.559 del ejercicio 2019, según la información que aportó el Ministerio del Interior.
La mayor parte de los ilícitos denunciados ante las comisarías y los cuarteles de la Guardia Civil son fraudes informáticos, 2.117 en total. Les siguieron las amenazas y coacciones, con 112; las falsificaciones, con 51, y los delitos sexuales, con una decena.
La espectacular subida de 2020 responde a dos factores. Por un lado, a la tendencia que se viene observando en los últimos años, con el desarrollo de internet y el comercio electrónico. Se trata de «delitos económicos, fraudes generalmente de cuantías no desorbitadas, que tienen una complicada respuesta policial y judicial, porque en muchos casos se efectúan con suplantación de identidad y desde países que no colaboran en su resolución», advierten fuentes policiales consultadas por este periódico.
Pero en ese incremento del 50% también ha tenido que ver la pandemia, porque con el confinamiento «aumentó el comercio electrónico y los ciudadanos relajaron sus hábitos de relación en internet». Ante la falta de contacto social, afirman las mismas fuentes, «la gente ha buscado amigos y negocios virtuales» en plataformas no seguras por las que se cuelan los ciberdelincuentes. Y es que «falta cultura de seguridad en internet» para evitar una estafas que «en un 90% son tremendamente burdas, que cuelan engaños que cara a cara no tendrían éxito, como si los enlaces, los nombres de las páginas y el lenguaje supuestamente oficial de muchas falsas ofertas tuvieran más capacidad de convencer la incauto. Además, los delincuentes no ignoran que «penalmente les sale más barato un fraude a través de internet que un robo clásico, y también más rentable». ¿Por qué? Porque a través de las redes sociales e internet disponen de un incalculable número de víctimas potenciales.