«Cuando pedimos algo, la respuesta es que no hay dinero»

ARSENIO BESGA
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Orón, Suzana, Ircio, Guinicio, Montañana y Ayuelas conforman la lista de pedanías de Miranda y comparten las mismas necesidades: obras, servicios básicos y apoyo para realizar sus proyectos

A escasos metros del paseo que frecuentan las personas de Suzana hay restos de uralita. - Foto: A.B.

En Miranda viven unas 36.000 personas. Algunas en La Charca, otras en Los Ángeles, Las Matillas o Anduva. Pero también en el término municipal se incluyen seis pedanías, aunque algunas administraciones parezcan no recordarlas. Los habitantes de Orón, Suzana, Ircio, Guinicio, Montañana y Ayuelas llevan años soportando problemas en su asfalto, recogida de basuras e, incluso, viviendo sobre tuberías de uralita o paseando entre escombros de ese material cancerígeno. 
La burocracia frena sus demandas.Además, «cuando pedimos algo, la respuesta es que no hay dinero, siempre dicen lo mismo», lamenta el alcalde de Orón, Ricardo da Rocha. Según cuentan desde estos pueblos, «la comunicación con la concejala y el Ayuntamiento es fluida», pero eso no se traduce en medidas efectivas.

ORÓN
FINANCIACIÓN Y URBANISMO
Los vecinos tienen en mente varias iniciativas para el pueblo. «Nos gustaría cubrir la bolera para los jóvenes y crear un espacio para que los mayores hagan ejercicio», apunta Da Rocha. Normalmente, lo más difícil pasa por hallar un lugar para los proyectos, pero en este caso no existe ese inconveniente. «El terreno lo tenemos, y las ideas también», afirma el alcalde. «Al final, hablamos con la concejala y nos dice que debemos esperar a la financiación», añade. Todo proyecto requiere su dinero, algo que en este territorio podría solucionarse. «Si se quedara aquí lo que recaudamos no habría problema», opina Da Rocha.

Sus demandas también abordan cuestiones de urbanismo. «No tenemos puesto el nombre de las calles, no hay agua en la fuente y hacen falta obras muy grandes», expone el alcalde. Afirma que «la calle Fuente Vieja necesita que se urbanice [...] no basta con asfaltar, faltan aceras, tuberías y farolas». 

«Cuando pedimos algo la respuesta es que no hay dinero»«Cuando pedimos algo la respuesta es que no hay dinero»

SUZANA
RESIDUOS Y SERVICIOS
La realidad en esta pedanía se percibe como en Orón. La alcaldesa, Esther Martínez, critica que «el dinero llega tarde». «Cuando queremos hacer algo, nos piden que contratemos la obra sin tener los fondos», dice. El escaso presupuesto limita su capacidad de acción, pese a que los vecinos se unen para remediarlo. «Cada uno ayuda como puede y hacemos calles, aceras y actividades», explica Martínez.

Suzana se sitúa a metros de Álava y de otros pueblos burgaleses, lo cual resulta frustrante. «Vemos que en Lantarón, y en nuestra provincia, hay actividades para los mayores», analiza la alcaldesa. «Parece que si no dependiéramos de Miranda todo iría mejor», concluye.

«Encima, el paseo que utilizamos a diario está repleto de escombros», apunta Martínez. Entre los residuos del camino al que se refiere hay restos de uralita. Denuncia que para quitarlos han contactado con el Ayuntamiento y «responden que estas fincas tienen dueño». Todo acto administrativo tiene su proceso, pero este en particular «hace meses que no se soluciona».

IRCIO
AGUAS FECALES Y OBRAS
Para mejorar el lugar donde vive, la alcaldesa de Ircio, Olga Montaño, invierte su tiempo y esfuerzo... Pero no consigue ver resultados.

La pedanía sumaba años reclamando una depuradora para evitar que los vertidos terminaran en el Ebro y la solución no parece la esperada. «Nos han puesto la EDAR, pero no depura», explica la alcaldesa. «Lleva el agua a la depuradora de Miranda y aquí se queda la parte sólida... A dos metros de las viviendas, con el olor que despide», añade. La fetidez que emana inunda su entorno, pues no tiene techo. Tan solo posee una verja.

Además, en Ircio reclaman una inversión para arreglar el mal estado de su asfalto y cambiar las tuberías de uralita que siguen activas. Desde el Consistorio, la propuesta lanzada pasa por verter grava en el piso, con la financiación anual, y cambiar el material cancerígeno solo si una tubería se rompe.

Todo esto provoca que desde la Alcaldía de Ircio se planteen acudir a instancias superiores. La pedanía cuenta con muchos proyectos en mente, como el arreglo de su iglesia o la creación de un aula de ciencias naturales, pero carece de la autonomía propia de un municipio.

GUINICIO
PRESUPUESTO Y BASURAS
Como en el resto de estas poblaciones, Guinicio sufre la lentitud del sistema de financiación. No obstante, el alcalde, Rafael de Austri, reconoce que «se hace lo que se puede con las subvenciones». Según el socialista, «la comunicación con el Ayuntamiento es buena, pero dependemos de la ayuda especial para mejorar el asfalto, por ejemplo, o sustituir señales».

En Guinicio se asume como normal la situación. Eso sí, su alcalde añade una queja. «La recogida de residuos ha mejorado mucho, pero el personal encargado de las papeleras no cumple con su trabajo», argumenta. «Les vemos en el frontón sentados cada día que vienen», concluye De Austri desesperado. Ahora bien, a juzgar por los escombros que rodean el frontón, tal vez el problema tenga unas dimensiones mayores.

AYUELAS
SANIDAD Y DIGITALIZACIÓN
El asfalto de esta pedanía no destaca por sus buenos acabados. Como sus homólogos, el alcalde, Íñigo López, sentencia que «los fondos llegan, aunque lentos, porque dependemos de muchos intermediarios». Pese a ello, López destaca los servicios como la carencia principal. «Nos quitaron al médico y ni nos avisaron [...] ahora ya no sabemos a quién preguntar», apunta. 

Asimismo, la única visita semanal del autobús resulta escasa cuanto menos y a esto se añade que la infrenable digitalización dificulta la gestión en estos pueblos. «El problema es que ahora tenemos que presentar todo digital y esto nos trastoca», cuenta López. 

Según los vecinos, la gestión de residuos ha empeorado, sin embargo, en la Alcaldía de Guinicio no consta esta realidad.

MONTAÑANA
TRANSPORTES Y AUTONOMÍA
Montañana tiene un número de habitantes muy reducido y esto implica que su presupuesto caiga aún más. «¿Cómo vamos a hacer algo sin dinero?», lamenta el alcalde, Carlos Bóveda. «Sabemos cómo funciona, aunque hay servicios que necesitamos mejorar», aclara. 

Sin médico, a kilómetros de una consulta, con un solo autobús a la semana... «Hay cosas que no dependen del Ayuntamiento», afirma Bóveda. «La Junta nos ayuda, sobre todo, cuando hay tormentas, pero si queremos algo más tenemos que buscarlo nosotros», sentencia.