La subdirectora de Educación y Formación Vial de la DGT, María José Aparicio, advirtió hace unas semanas de que el envejecimiento de la población es un factor que va a elevar la siniestralidad en las carreteras. De hecho, diversos estudios muestran un incremento en la última década. Aunque en Burgos la cifra de accidentes en los que se ven implicados conductores de más de 65 no es muy elevada, lo cierto es que un tercio de los fallecidos desde 2012 superaban esa edad. A estos trágicos datos se agarra Tráfico para endurecer los criterios de renovación del permiso. Un cambio que podría acometer este año y que obligará a los usuarios a someterse a controles con más asiduidad que hasta ahora.
La normativa que prepara la DGT contempla que los mayores de 65 años, que hasta ahora tenían que renovar el carné de conducir cada cinco años -antes de esta franja es cada diez-, lo harán cada menos tiempo. Aún no está decidido, pero puede que cada dos o tres años. Además, también se cambiarán algunas de las pruebas psicotécnicas para adaptarlas a cada franja de edad para cerciorarse de que cumplen las condiciones óptimas para ponerse al volante.
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