La variante de la N-I a su paso por Monasterio de Rodilla, un proyecto que el Gobierno de España ha estado tramitando durante años y cuya última previsión presupuestaria rondaba los 45 millones de euros, va a quedar en un cajón ante las nuevas circunstancias del corredor viario Burgos-Vitoria.

La liberalización de la AP-1, que es gratuita desde hace poco más de dos años, ha modificado por completo los flujos de tráfico. Al convertirse en una autovía gratuita, la antigua autopista es la que soporta la inmensa mayoría de los turismos y sobre todo de los camiones que antes castigaban a la carretera nacional, mientras esta última se ha convertido en una calzada tranquila donde no hay ni rastro de las congestiones que antaño hacían de ella un lugar inhóspito para los conductores.

Por eso hacía tiempo que tanto los alcaldes de la zona como la Plataforma de la N-I consideraban innecesaria la variante proyectada. Advertían de su alto coste y de la afección a decenas de fincas agrícolas que debían ser expropiadas también en los términos municipales de Santa María del Invierno, Santa Olalla de Bureba y Quintanavides. Pero además, hace apenas un mes se confirmó que el anteproyecto de mejora de la accesibilidad de la AP-1 plantea ejecutar dos nuevas entradas y salidas a la autovía, uno de ellos en Zuñeda y el otro precisamente en Monasterio.

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