Jesús de la Gándara

La columnita

Jesús de la Gándara


Hijo mío, soy psiquiatra

17/05/2022

Hoy voy a hablar de mí. Os contaré una historia. Hace 20 años escribí un librito titulado Hijo mío, soy psiquiatra, que dediqué a mis hijos para explicarles lo que era su padre y que no se avergonzaran si oían cosas malas de mi profesión, como en varias ocasiones había sucedido. Pensaba que así ayudaría a disminuir el estigma asociado a la enfermedad mental y a la psiquiatría. Miedo, rechazo, marginación, discriminación, incomprensión, hostilidad, chistes… y muchas ofensas que sufren las personas e instituciones simplemente por incluir el prefijo psiquiatr…. Hoy mis hijos son hombres sensatos y no necesitan explicaciones. Pero, como todos, pueden padecer enfermedades mentales, incluso en alguna ocasión necesitaron ir al psicólogo y al psiquiatra, y no tuve duda en enviarlos y asumir que padecieran el estigma.

Pero lo que entonces era malo hoy es peor, pues la sociedad es más justa y tolerante con muchas cosas, menos con la enfermedad mental y la psiquiatría. Por eso, esta semana, cuando he recibido el inmenso honor del homenaje que me hicieron en el hospital, por parte de mis compañeros del Servicio de Psiquiatría y la dirección del HUBU en pleno, que han decidido poner mi nombre al salón de actos del Hospital Fuente Bermeja, sentí que ahora tengo que conseguir que esa placa fijada en esa pared, sea realmente merecida. Y para ello nada mejor que mantener vigente la tarea iniciada en aquel librito.

Declaro que contribuiré todo lo que pueda, durante los años que mi mente me lo permita, a seguir luchando contra una de las mayores lacras vigentes en la sociedad moderna, que hace sufrir a tantas personas en Burgos y en el mundo, las enfermedades mentales, los sufrimientos psíquicos, el suicidio, y las afrentas y estigmas asociados a las enfermedades, instituciones y tratamientos psiquiátricos. Pero en esa lucha no sirve estar solo, hay que colaborar todos, cada uno en su casa, en su trabajo, en su ciudad, con compromiso pero sobre todo con constancia. Siempre a favor de las personas que padecen trastornos mentales graves, crónicos, incapacitantes, que podemos ser usted, o yo, o mis hijos. Así que, lo confieso de nuevo, lectoras y lectoras, soy psiquiatra, y me siento orgulloso de serlo, y no tengo nada de qué avergonzarme, y volvería a serlo, y a escribir aquel librito.