Los Viernes del Castillo volverán a amenizar las noches veraniegas de Miranda de Ebro con total normalidad. Desde el Ayuntamiento afirman que está «todo cerrado» y el 90% de las bandas que se cayeron en la edición de 2020, participarán en la de este año. No habrá ninguna limitación, a expensas de que como evolucione la situación, y se espera recuperar los niveles de asistencia previos a la pandemia. «Dependerá de lo que guste», explica Miguel Ángel Adrián, concejal de Turismo. 

Tras la atípica edición del año pasado, donde los ciudadanos permanecían sentados y había un aforo establecido, todo hace indicar que no será así estos meses de julio y agosto. «Nuestra idea es que se pueda hacer con total normalidad como en las ediciones anteriores a la pandemia», cuenta Adrián. El edil, encargado de su organización, afirma que ya ha firmado los contratos correspondientes, aunque «queda pendiente alguno todavía». Su presentación se realizará lo más posible en el mes de junio.

En este sentido, cabe recordar que tras su cancelación en el año 2020, muchos grupos vieron como perdían la oportunidad de actuar en estas típicas jornadas mirandesas. El año pasado se contó con grupos locales de la ciudad ante la incertidumbre de la situación sanitaria. No obstante, este año no será así. «Los grupos que ya estaban comprometidos, tendrían preferencia en caso de que se ajustaran por precios y fechas para la siguiente edición que pudiéramos hacer con normalidad», recuerda el concejal. Y así ha sido en casi su totalidad. 

En el año 2019, casi 8.000 ciudadanos pasaron por el casco histórico para disfrutar de los conciertos. Desde el Ayuntamiento, se espera que se pueda recuperar esta asistencia. «Igual si hay un día de un grupo de jazz, pues puede ser más interesante para unos y menos para otros. Y el día de los boleros, pues lo mismo», puntualiza Adrián.  

Vandalismo. Durante el pasado año, los incívicos hicieron de las suyas en el bar del castillo. En menos de una semana entraron a robar hasta dos veces. Este tema conlleva una complejidad, sobre todo por la ubicación del escenario.  

Miguel Ángel Adrián explica que al estar situado en la zona de La Picota, «salvo que tengas permanente un servicio de vigilancia, pues es imposible aumentar la seguridad». Sobre todo al tratarse de un lugar al aire libre.