«Quedamos en Vene». Ese es el estribillo que está en boca de la mayoría de jóvenes de esta ciudad cuando salen del instituto los jueves y los viernes. Pronuncian la consigna y ponen la hora. Contra un hábito tan institucionalizado, que ha originado en los últimos meses problemas de orden público en el céntrico enclave burgalés, tan solo funciona una cosa, la presencia policial continua y con un buen número de vehículos y de efectivos. Quedó demostrado ayer por la tarde.

La Policía Nacional, cuya comparecencia en Venerables había exigido el alcalde a lo largo de la semana, envió dos furgones de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR). Su sola imagen ya impone, así como la de sus agentes, pertrechados con chalecos antibalas y pantalones metidos en las botas, a semejanza de los antidisturbios. De modo que algunos de los grupos de chavales que hicieron amago de quedarse por allí, dieron un rodeo para dirigirse a otro lugar. A muchos de quienes osaron pasar por la plaza y no tenían pinta de ser vecinos ni ciudadanos que suelen acudir al parque con sus hijos les requirieron la documentación y les instaron a abandonar el lugar.  

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)