Ese veinteañero de los pantalones pitillo que se mueve al ritmo de las canciones de ese grupo del que no había oído hablar hasta esa noche, para el que sacó una entrada simplemente porque era sábado y tenía ganas de bailar con música en vivo, desconoce aún que está delante de un artista a quien mañana buscará en Spotify, sobre el que hablará emocionado a sus amigos y al que dentro de unos años verá como cabeza de cartel en su festival favorito. Esta es la fotografía a la que aspira Girando Por Salas (GPS), un circuito puesto en marcha en el año 2010 con los objetivos de potenciar el directo, promocionar las músicas actuales y facilitar a los artistas emergentes bolos más allá de su comunidad autónoma.
Burgos ha sido parada de esta iniciativa desde el minuto uno. La antigua El Hangar, La Casa de las Musas y La Rúa se han enganchado en algún momento a ese tren (también en la provincia, La Colmena en Aranda, que ha bajado la persiana definitivamente, y La Fábrica de Tornillos en Miranda, que sigue en ruta, con Vera Fauna el 13 de mayo). La sala de Reyes Católicos, 26 se sumó en la tercera edición y en la actual es el único punto rojo capitalino. Dos actuaciones se asoman a su calendario: Luis Fercán, este sábado (20.15 h., 8 euros), y Lorreine, el 11 de marzo.
«Queremos que nos conozcan como marca de calidad de grupos emergentes con un potencial grande, por eso insistimos en los famosos que han pasado ya, para que la gente se anime a ir a verlos, aunque no los conozcan. Son conciertos muy baratos, de 3 a 8 euros, por lo que el dinero no es impedimento. Buscamos recuperar esa sorpresa del descubrimiento de un artista, que se ha perdido mucho», destaca Miguel Ángel Tudanca, Pinky, coordinador desde el principio de GPS. Una magia que, observa José Sancho, Jacho, de La Rúa, se deja ver poco. «En Burgos cuesta mucho que la gente se atreva a pagar un tique por algo nuevo, si no les suena, no van», agrega y reitera que esa inquietud solo se consigue despertar tras mucho pico y pala.
GPS abarca todo el territorio nacional, ciudades y pueblos, y en estos 12 años han contado con hasta 500 conjuntos y solistas, con nombres tan reconocidos ahora como Depedro, La Bien Querida, Sidecars, Izal, Los Zigarros, Rayden, El Kanka, Viva Suecia, Morgan, Los Estanques, Kitai, Alice Wonder, Tu Otra Bonita, Veintiuno, Travis Birds, Karmento o los burgaleses La M.O.D.A. y La Regadera.
En cada convocatoria se inscriben hasta 800 bandas, algún año 1.100, y unas 200 salas. A las primeras se les pide tener potencial y haber publicado hasta el momento menos de tres discos y a las segundas, disponer de un equipo técnico profesional y una programación regular con un mínimo de cinco actuaciones al mes.
«Vienen grupos que de otra manera no podríamos tener. Han pasado algunos que luego han tirado muy para arriba. Es una ayuda para la sala y, por supuesto, para las bandas. Ya podían ser así todos los conciertos», exclama Jacho y, a bote pronto, recuerda el paso de Barrio Sur, Cala Vento, Larumbé, Duende Josele o Chiki Lora.