"Queremos crear un Ebrovisión para volver a ser un referente"

ARSENIO BESGA
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ENTREVISTA | Ramiro Molinero, portavoz de la Asociación Amigos de Rafael Izquierdo, está «convencido» de que el público «disfrutará» del cartel sorpresa de Ebrovisión y adelanta que el evento tendrá cambios en la edición de 2023

Ramiro Molinero, portavoz de la Asociación de Amigos de Rafael Izquierdo. - Foto: Christian Castrillo

Ebrovisión se ha reinventado para su vigésimo cumpleaños, que se extiende desde el jueves hasta el domingo, 4 de septiembre.  Aún no se conoce su cartel, por lo que estará lleno de sorpresas, como la cita en el escenario Diario de Burgos en la calle El Cid. El portavoz de la Asociación Amigos de Rafael Izquierdo, Ramiro Molinero, está «convencido» de que el público «disfrutará» con cada concierto y adelanta que «habrá más participación que nunca» de artistas mirandeses. Además, el representante del grupo que organiza el acto asegura que en 2023 harán cambios porque «hay 1.000 festivales muy parecidos» y desean «crear algo nuevo para volver a ser un referente».

¿Qué espera del tal deseado XX aniversario?

Sobre todo que la gente disfrute. Hemos esperado mucho y ya está casi aquí, solo hay que disfrutarlo.

¿El retraso por la pandemia ha supuesto un impulso añadido?

Lo que nos ha hecho es organizarlo cuatro o cinco veces en este tiempo. La verdad es que le hemos dado un montón de vueltas a todo y estamos muy contentos con el resultado y estamos convencidos de que la gente lo va a disfrutar muchísimo. Es un cartel muy de Ebrovisión.

Al margen del cartel, que se mantiene en secreto, ¿cómo definiría la nueva edición?

Va a ser una fiesta, una celebración en la que no solo va a participar el público, sino los artistas también. Todos vienen con muchísimas ganas, va a haber muchas sorpresas en los conciertos y también, por supuesto, lo vamos a disfrutar desde la organización. Al final, nos lo hemos ganado todos, hemos pasado por tiempos complicados y ha llegado el momento de disfrutar, de reunirnos, cantar, saltar y bailar, de hacer todo lo que no se pudo el año pasado.

¿Y qué lo diferenciará de las anteriores citas?

Por parte del público se ha generado expectación, esa incertidumbre que hay sobre las bandas. Y luego nosotros estamos expectantes por la respuesta del público cada vez que aparezca uno de esos grupos en el escenario. Ver la respuesta y, sobre todo, tenemos ganas de que se descubra el pastel de esta celebración.

No podían faltar los grupos mirandeses y va a haber más participación que nunca»

¿En ese pastel volverá a haber ingredientes mirandeses?

Eso siempre. En una celebración como esta no podían faltar los grupos mirandeses y va a haber más participación que nunca.

Las entradas se han agotado con más antelación que nunca. ¿Por qué cree que ha ocurrido?

Queremos creer que es una recompensa a estos 20 años de trabajo de la asociación. Hemos sido fieles a nuestros principios, sobre todo, el cuidar a la gente, cuidar la línea artística y la producción. Creemos que eso ha dado el fruto y es esta muestra de cariño que nos han dado todos nuestros ebrovisivos. Es algo sorprendente, en un mundo tan competitivo como el de hoy con más de 1.000 festivales, donde todos nos peleamos por llevar al cabeza de cartel que más tiques venda, lo que ha sucedido en Ebrovisión es un rara avis, algo difícil de repetir. Somos el primer festival de este tamaño que se ha atrevido a hacer esto y la respuesta ha sido increíble. Los promotores están flipando, las agencias de grupos y la prensa también. Nos preguntan cómo se ha vendido todo y creo que la respuesta es fácil, porque tenemos un público que sabe a lo que viene, que es fiel, que nos quiere y valora nuestro trabajo. Ahí está la respuesta, es una recompensa y solo podemos agradecer que nos hayan dejado hacer esta locura.

Su público es fiel y, en su mayoría, llega de fuera. ¿Qué tiene Ebrovisión para atraer a más personas que ningún otro elemento de Miranda?

Creo que sobre todo es por el trabajo que se ha hecho. Son 20 años de Ebrovisión y al principio no era como hoy. Las primeras ediciones nos costaba muchísimo trabajo sacarlas adelante, igual que cuando hicimos el cambio de recinto. Todo tiene sus dificultades, pero está claro que el trabajo ha sido importante. Siempre hemos pensado en grande, aunque éramos un festival pequeño cuando comenzamos. Hemos apostado por ello, publicitándonos, saliendo en medios, repartiendo flyers por diferentes festivales... Cuando llamábamos a un sitio diciendo que éramos Ebrovisión, nos preguntaban por Eurovisión. Sin embargo, ahora se ha convertido en una marca de ciudad y mucha gente está en cualquier punto de España y al hablar sobre Miranda la reconocen por el festival. Está claro que Miranda es Ebrovisión y Ebrovisión es Miranda.

Es un evento muy 'mirandilla'...

También, es evidente. Eso ha sido gracias a la filosofía que hemos tenido en la organización desde el primer momento, que era llevar el festival a la ciudad. Eso ha sido importante, porque el recinto está muy bien, pero si no salimos de allí hay muchos que no lo viven, por eso casi el 50% de la programación es gratuita y en diferentes puntos de la ciudad. Miranda ha hecho suyo el evento, es fundamental. Y luego, nosotros abogamos porque la cultura sea accesible. Está todo repartido, eso permite que la gente venga, conozca la ciudad y la viva. Hay muchos que repiten, y otros que se conocen aquí. Algunos se han conocido aquí y se han casado, gracias a Ebrovisión tenemos visitantes todo el año. Hay gente que se lleva barcas de tomate de Miranda o morcillas. Lo decimos siempre, es un escaparate para mostrar cómo somos y lo que tenemos.

Pensamos en grande, aunque éramos un festival pequeño cuando comenzamos»

¿Cómo ha visto desde dentro el crecimiento del festival?

La filosofía que hemos tenido desde siempre ha sido la de ir poco a poco y paso a paso. No nos hemos vuelto locos ni hemos querido abarcar hasta donde no podíamos. De hecho, la ciudad tampoco da para mucho más de esas 20.000 personas que nos visitan. Hay dificultades tremendas para encontrar alojamiento y, al final, queremos que la gente que venga disfrute no solo del recinto, sino que también tenga un sitio donde dormir, donde comer y que no se masifique. Desde el principio hemos trabajo en eso, en cuidar al público y los detalles. Lo hemos conseguido, aunque muchas veces nos entra la duda de si la gente aprecia cosas como que no haya colas o que haya servicios, personal, autobuses y extras que otros sitios igual no los tienes. Todo eso cuesta un dinero y lo más sencillo sería vender un producto tangible, por ejemplo, traer a Vetusta Morla y vender un montón de tiques. Hay gastos que no son estrictamente necesarios, pero eran parte fundamental de este proyecto.

¿A cuánto asciende su presupuesto?

En la primera edición era en pesetas, no sé si eran dos millones de pesetas. Este año todavía no está del todo cerrado, porque hay muchos eventos y pocos trabajadores en el sector tras la pandemia, y está todo subiendo y bajando, pero creo que superaremos los 400.000 euros y esperemos que no nos acerquemos mucho al medio millón. Es exagerado cómo ha cambiado. Teníamos contratadas cosas, les han llamado de otro sitio y se han ido. Hay mucha demanda y muy poca oferta.

¿Han podido contratar a todo el personal cualificado que necesitan?

Sí, incluso hemos aumentado la contratación, porque este año la organización es parecida, pero en sus entrañas es bastante más compleja. Ya se verá cuando pase y suceda todo, porque hay cosas que cuestan más trabajo que en anteriores ediciones para que salgan como tienen que salir. Contrataremos, más o menos, a unas 150 personas entre todo el personal.

Entre ese personal se encuentra la seguridad. ¿Cuánto ha influido el problema con los pinchazos a la hora de diseñar el dispositivo?

Este martes tenemos la reunión del consejo de seguridad, con todos los cuerpos de policía, y nos darán más consejos a seguir. Pero sí que hay alguna notificación de la Policía sobre los registros, que normalmente son exhaustivos, para que en este caso se potencien y se intenten localizar. Aunque esperamos que no ocurra, porque nuestro público nunca da un problema. Se va a hacer un poco más exhaustivo el control, el acceso y cuando haya aglomeraciones habrá vigilancia privada.

La ciudad tampoco da para mucho más de 20.000 personas»

¿Desde la organización se contentan con el éxito de reunir a 20.000 personas cada año o darán un paso más?

Es un tema que vamos a descubrir dentro de poco, pero nos gustaría mantenerlo en privado. No queremos dar detalles aún, haremos una campaña de comunicación.

¿Entonces Ebrovisión no ha tocado techo y piensan transformarlo?

Podemos decir que se trabaja en un Ebrovisión diferente para 2023.

¿Qué reto que persiguen con ello?

Conseguir un festival todavía mejor, sobre todo, para el público. Que sea un festival más accesible, más cómodo. En esa línea. Ahora que hemos cumplido la mayoría de edad y hemos cumplido 20 años es el momento de demostrar todo lo que hemos aprendido y hacer un festival diferente, porque ahora mismo hay 1.000 festivales muy parecidos, y nosotros nos hemos diferenciado por el trato al público, pero ahora queremos desmarcarnos del resto de la oferta y crear algo nuevo para volver a ser un referente. Queremos ir de cabeza, no de vagón.

Su asociación, Amigos de Rafael Izquierdo, asume también otros proyectos culturales, además de Ebrovisión. ¿En qué trabajan ahora?

Ahora estamos a tope con el Urban Festival, que es el 31 de septiembre y el 1 de octubre, y con el festival de cortos que se celebrará en noviembre. También pensamos en 2023, pero a corto plazo esa es la idea.

¿Descartan por tanto actos nuevos?

Sí, tenemos eso y el Ebroclub, además de conciertos repartidos por la ciudad. Ya estamos mayores.

Somos el primer festival de este tamaño que se ha atrevido a hacer esto y la respuesta ha sido increíble»

¿Habrá relevos en la asociación?

Ya tenemos relevos. No es que estén haciendo cola, pero ha entrado gente de 20 años y de menos de 30 tenemos unos cuantos. Esto de trabajar desde el asociacionismo te tiene que gustar, te tiene que gustar la música. En ese sentido estamos contentos, estamos los más mayores y también gente joven que tira mucho del carro. Al final no ves el mundo igual con 20 años que con 45, o sea, ellos tienen mucho peso en la organización.