Otro año de cárcel a un preso por amenazar a la enfermera

I.E.
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Tras insultar a la sanitaria destrozó una ventana de su celda de cuyos restos tomó un trozo de aluminio que esgrimió ante los funcionarios que se enfrentaron a él. Hicieron falta seis para reducirle

Otro año de cárcel a un preso por amenazar a la enfermera - Foto: Patricia

Dentro de prisión también se delinque y muchos de los hechos que ocurren entre rejas agravan las condenas de quienes los cometen. Es el caso de un preso de la cárcel de Burgos que amenazó a una enfermera y que después se enfrentó a los funcionarios con unos junquillos metálicos que arrancó de una ventana. El juzgado de lo penal número 1 lo condenó a 3 años más de reclusión en centro penitenciario, pero la Audiencia Provincial se lo ha rebajado a un año.

Los hechos ocurrieron en octubre de 2016, en concreto el día 16. El recluso se hallaba con la enfermera que le suministraba la metadona y en un momento se dirigió a ella para dedicarle insultos graves y le dijo que «la iba a destrozar cuando la viera por la calle, que le iba a meter un hierro por el corazón». Justo después del incidente, los compañeros de la ATS lo tras trasladaron a su celda. Sobre las 17,40 horas destrozó una ventana, arrancó dos junquillos metálicos y los lanzó a través del vano, atados a trozos de una sábana ardiendo. Los empleados públicos de la cárcel acudieron a la celda, donde el reo se hallaba en estado de alteración. De hecho, esgrimió uno de los junquillos metálicos hacia los funcionarios mientras les lanzaba puñetazos y cabezazos. Hizo falta la presencia de hasta 6 funcionarios para reducirle. 

El juzgado de lo penal número 1 lo condenó a tres años de prisión por un delito de atentado a la autoridad tras aplicar la agravante de reincidencia y la atenuante de drogadicción, pues sufre un trastorno de la personalidad con rasgos antisociales límite como consecuencia de una politoxicomanía de larga evolución que afecta a sus facultades intelectivas. También le impuso una multa de 120 euros por un delito leve de daños.

Durante el juicio, los testigos relataron los hechos y señalaron que el director de la prisión, que estaba al mando de las incidencias, le pidió que dejara el pincho que esgrimía tras haber roto la ventana. Pero no atendió a razones y, ante las amenazas que profería, tuvieron que entrar para quitárselo y reducirle. En ese momento el acusado se abalanzó sobre ellos, lanzándoles patadas puñetazos y cabezazos. Admitieron que estaba muy agitado, pero no que tuviese síntomas de estar bajo un síndrome de abstinencia.

La Audiencia Provincial atendió el recurso del condenado y considera que la pena de 3 años es excesiva. Admite en el fallo que los hechos «revisten cierta entidad por la agresividad» del acusado, pero advierte de que delito no llegó a generar lesiones físicas. Por eso reduce la pena a un año de cárcel.