La pérdida de población se duplica durante la última década

David Alonso
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Castilla y León solo ganó habitantes al calor del 'boom' del ladrillo durante el último medio siglo, en el que ha visto marcharse a 300.000 paisanos. Mientras, los mayores de 85 años se han octuplicado y ya superan a los menores de cinco

Dos hombres pasean por un pequeño pueblo de la provincia de Soria. - Foto: Eugenio Gutierrez

El drama poblacional de Castilla y León no es un secreto, pero la contundencia de las cifras evidencian la gravedad de un problema enquistado desde hace décadas y que amenaza con lastrar el futuro de la Comunidad. El invierno demográfico hace tiempo que se convirtió en la única estación por la que transcurre la evolución poblacional autonómica, aunque la realidad pone de manifiesto que cada vez hace más frío y está a punto de empezar a helar. Solo basta con echar la vista hacia atrás y ver que en los últimos cincuenta años, Castilla y León solo fue capaz de ganar habitantes en doce ejercicios. Esto supone que el ochenta por ciento de los años del último medio siglo se han cerrado en rojo, y desde 1971 la Comunidad ya ha perdido 298.215 castellanos y leoneses. Y lo peor parece que no ha hecho más que comenzar, toda vez que la pérdida de población se ha acelerado de forma exponencial desde el año 2010, donde el descenso de habitantes duplica al registrado en los cuarenta años anteriores. 

Traducido a los números esto supone que entre 2010 y 2022 Castilla y León ha perdido 193.457 habitantes, frente a los poco más de 100.000 registrados entre 1971 y 2009. La doble crisis económica y la pandemia han terminado de estrangular la demografía castellano y leonesa dejando una sangría poblacional que se convierte en 40 personas menos cada día durante los últimos diez años. Es como si en una década desaparecieran todos los vecinos de la ciudad de Burgos; o los de la provincia de Palencia entera; o de las capitales de Ávila, Zamora, Segovia y Soria.

Sin fórmulas mágicas que hayan podido, por el momento, dar la vuelta a la cruda realidad, lo cierto es que Castilla y León solo ganó población de forma sostenida al calor del 'boom' del ladrillo entre los años 2001 y 2009, donde encadenó nueve ejercicios consecutivos sumando habitantes para después volver a la tónica habitual con la explosión de la doble recesión. Lejos, muy lejos quedan ya los 2,66 millones de personas que poblaban la Comunidad el 1 de enero de 1971. Ahora, las últimas cifras del INE conocidas recientemente dejan la cifra en 2,37 millones. Un dato que, tristemente, será superado a la baja por el próximo que se conozca. Y es que, de mantenerse la tendencia que viene produciéndose desde 2010 –unos 15.000 habitantes menos cada año–, Castilla y León acabaría esta década con 120.000 vecinos menos y bajando hasta casi los 2,2 millones de personas.

Batalla perdida

«En condiciones normales, la batalla contra la despoblación esta absolutamente perdida», asegura el catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca, Alberto del Rey, que reconoce que «lo que vemos ahora nos llama la atención porque los efectos cada vez son mas visibles». Huye de la visiones catastrofistas, aunque no cierra los ojos a la realidad, y sostiene como la pérdida de habitantes «antes parecía un fenómeno exclusivamente del mundo rural, pero ahora afecta a todos», para, a renglón seguido, ratificar que «la clave es conseguir frenar la pérdida y después ya hablaremos de repoblar». El catedrático de la Usal considera que los proyectos puestos en marcha o anunciados desde el Gobierno autonómico y nacional no están teniendo efecto: «En el corto y medio plazo no hay ninguna medida que realmente se esté poniendo en marcha que pueda servir ni para frenarlo ni para darle la vuelta a la situación».

Del Rey reconoce, no obstante, que «cualquier medida es buena, desde luego, pero no vamos a tener cambios rápidos». «Las ayudas a la natalidad, las infraestructuras, la extensión de la banda ancha... son pequeñas cosas que van a ir sumando». Precisamente, sobre la demanda de una fiscalidad diferenciada para zonas rurales o afectadas severamente por la despoblación –Soria, Teruel y Cuenca tienen aprobada por Europa desde hace meses esta medida, que todavía no ha sido transpuesta por el Gobierno español– asegura que «tiene que ser más agresiva para que a la gente le salga rentable irse a vivir a un pueblo», y apuesta por «medidas ad hoc» que dejen de lado la eficiencia económica porque «no hay comparación».

En condiciones normales, la batalla contra la despoblación esta absolutamente perdida", asegura el catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca, Alberto del Rey.

Precisamente, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, insistió recientemente en que debe ser el Gobierno de España, pero también la Unión Europea, quien lidere un debate sobre el modelo de país que se quiere, si el de ciudades o mantener población en todo el territorio.

Grupos etarios

Una hecatombe demográfica que se agrava con el consiguiente envejecimiento de la población, que deja una edad media autonómica de 47,8 años, la segunda más alta de España, y que supone 13 años más que los 34,8 existentes en 1975. De hecho, entre 1971 y 2021 Castilla y León ha perdido un 10,5 por ciento de su población, pero la cifra se distorsiona hasta límites insospechados si se baja al detallo de los grupos etarios. Así, mientras la Comunidad ha perdido a dos de cada tres menores de cinco años en las últimas cinco décadas, los mayores de 85 años se han multiplicado por ocho al crecer un 690 por ciento. En esta línea, la población entre 66 y 85 años casi se ha duplicado, frente a la pérdida de 250.000 jóvenes de entre 16 y 30 años, a los que hay que sumar otros 300.000 de entre seis y quince años. Y es que solo ha repuntado en los tramos a partir de cincuenta años, afianzando el 'Chupa-Chups' en el que se está convirtiendo la pirámide poblacional autonómica.

«El mayor geriátrico al aire libre». Así calificaron recientemente el colectivo 'Jóvenes de Castilla y León' el futuro que le espera a la Comunidad si no se toman medidas para frenar la crisis demográfica que viene sufriendo la región desde hace varias décadas. 

«En Castilla y León se ha producido una sangría durante décadas que ninguna administración ha podido parar. A falta de políticas públicas adecuadas, la tendencia de momento no hace más que empeorar», sostienen desde este colectivo, que se suman a la tesis de implantar un «concierto económico y fiscal temporal»  para  revertir  la  situación  poblacional. «La  despoblación  es  un  problema  intergeneracional  que  afecta  desde  hace  décadas  a todos los territorios aquí representados. 

La Comunidad ha perdido a dos de cada tres menores de cinco años en las últimas cinco décadas.

Es tan acuciado que estigmatiza desde joven: estamos predestinados a marcharnos», resumen desde 'Jóvenes de Castilla y León', que animan a «no cruzar los brazos» en la «batalla» contra unas proyecciones demográficas que auguran un futuro nada halagüeño para una Comunidad tan vinculada a la tierra y a sus pueblos.