La campaña de reineta acaba con menos fruta pero más grande

S.F.L.
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La cosecha en Caderechas no alcanza los 150.000 kilos -en torno a un 25% inferior a la de 2020- en un año en el que el hielo de primavera afectó a una elevada cifra de árboles de la zona baja del Valle

La manzana reineta puede adquirirse en tiendas de la zona o en mercados de Burgos y País Vasco hasta febrero o marzo. - Foto: S.F.L.

Los productores de manzana reineta del Valle de Caderechas pronosticaban una campaña «más floja» que la de 2020, en la que se superaron los 200.000 kilos, pero no esperaban una diferencia tan notable. La campaña ha finalizado y según las cifras que manejan desde la Asociación de Productores y Comerciantes las expectativas no se han alcanzado. La cosecha de 2021 apenas alcanza los 150.000 kilos de fruta pero tiene «un tamaño superior al de otras anualidades», explican Juan José Gandía, presidente de la Asociación de Productores y Comerciantes.

La recolección se alargó hasta noviembre y las manzanas se encuentran en los mercados de Burgos y el País Vasco. Otros productores las almacenan en sus propiedades, donde las venden directamente a los clientes. La mayor parte ya ha madurado y el color de las piezas ha mutado de verde a un tono amarillento. No obstante, muchas personas las compran antes de que lleguen a la completa madurez porque «las prefieren probar duras y con un sabor más ácido, elaborar compota o comerlas asadas», comenta José Ángel, un productor del Valle.

Las heladas tardías registradas en primavera no solo afectaron a la producción de cereza de las zonas bajas del Valle de Caderechas, que quedó totalmente arrasada. La de manzana reineta también sufrió las consecuencias, que son palpables ahora. El descenso de las temperaturas a bajo cero durante noches y madrugadas puntuales en abril y mayo provocaron una importante merma en la cosecha del fruto, reduciéndose más de un 25% respecto a la del pasado año.

Aún así, los productores confiesan que los peores presagios finalmente no se cumplieron. Entrado ya el verano y observando los árboles, los de Caderechas daban casi por perdida una parte importante de la producción y lo que en un principio parecía «un desastre», no lo ha sido. Los árboles de las localidades más elevadas de la zona, Rucandio, Herrera o Madrid de Caderechas llegaron cargados de manzanas y eso les salvó. En los pueblos bajos como Salas, Cantabrana o Terminón apenas han recolectado para el consumo propio. Desde la asociación destacan el «imponente tamaño» de la fruta, superior al de otras campañas, que beneficia a la hora de exportarla. «En la zona de Caderechas no vendemos tanto porque muchos de los vecinos tienen sus árboles, pero los turistas que vienen de otros puntos del país caen rendidos ante las manzanas», afirma José, un productor que vende cajas del fruto en su tienda de Oña.

La recogida ha terminado y aunque desde unas semanas ya se pueden encontrar en el mercado, los productores anuncian que habrá disponibilidad de la fruta hasta febrero o marzo. «No hay tanta cantidad como otros años pero la calidad es extraordinaria porque cayó poco agua en verano y no hubo granizo. Además, los meses estivales tampoco han destacado por ser demasiado calurosos y el fruto no se dañó», aclara Gandía.

Que no queden manzanas en los árboles no significa que el trabajo de los fruticultores acabe y ya han iniciado las labores de poda de los árboles y del mantenimiento de las fincas de cara al próximo año.