La esencia del Britpop

VLADIMIR V. LAREDO
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Blur fueron los precursores de la explosión de pop británico que tomó el mundo a mediados de los noventa, pero antes del Britpop ya existían Blur, y hace 30 años publicaron su primer álbum

Blur fueron los precursores de la explosión de pop británico que tomó el mundo a mediados de los noventa.

Mi adolescencia y juventud transcurrieron plácidamente en los noventa, y eso, se quiera o no, deja un cierto poso. Puede que en otro momento te hable de que, por aquel entonces, tuve una breve época en la que me gustaba Snow, o que de entre toda la caterva ‘grunge’, el más evidente no es mi grupo favorito, o hasta que sentía una cierta predilección por un grupo fantástico al que denominaban los Beatles australianos. Tranquilo, todo se andará.

Pero como quien más y quien menos ya sabe en realidad de qué pie cojeo, hoy me voy a acercar a mi género musical favorito, aunque sea tangencialmente. Hace un mes se cumplieron treinta añazos, sí, treinta, del lanzamiento del primer álbum de Blur, Leisure. Por si te creías que aún eras joven, o algo. No sé si lo recordarás, pero Blur fueron uno de los pesos pesados del Britpop, aquella efervescente corriente musical que hizo que el Reino Unido fuera el epicentro cultural y musical mundial durante gran parte de la década de los noventa del siglo pasado. Si tienes una edad, seguro que lo viviste. Y si no, seguro que te suena, aunque sólo sea por la machacona Song 2 o por sus míticas trifulcas con Oasis.

Pues Blur, como te decía, antes de ser Blur fueron Seymour, y su éxito bajo aquel nombre, siendo generosos, fue algo escaso. Blur eran londinenses, chicos de la capital, aunque como en aquellos primeros noventa lo que se llevaba era el sonido de Manchester, y un subgénero de éxito por aquel entonces denominado ‘shoegazing’ era lo más de lo más, adoptaron lo mejor de uno con lo menos malo del otro y se lanzaron, bajo el auspicio de la discográfica Food Records, a grabar su primer trabajo ya bajo el nombre de Blur, Leisure.

El álbum tuvo un éxito moderado, haciendo que los gestos y ademanes de Damon Albarn, vocalista; el flequillo que ocultaba media cara de Alex James, bajista; la energía del pelirrojo batería Dave Rowntree y el aire tímido e introspectivo de Graham Coxon, guitarrista y cerebro de la banda, empezaran a ser conocidos en todo el país. Para lo que viene siendo el Britpop, Leisure es una especie de antepasado sin demasiada importancia. Digo esto porque en realidad, es en los siguientes tres álbumes, Modern Life Is Rubbish, Parklife y The Great Escape en los que se cimenta la época ‘britpopera’ de Blur. Tras esto, y desde el año 1997, Blur comenzaron una carrera algo más experimental, ‘artie’ y menos decididamente británica, hasta el año 2015 en el que publicaron el que es su último trabajo, The Magic Whip, tras un hiato de doce años en los que prácticamente todos sus miembros se embarcaron en nuevos proyectos musicales y vitales.

Recientemente, Damon Albarn ha declarado que las sesiones de grabación de este disco resultaron para él frustrantes y deprimentes, que estaban grabando un material que no gustaba a la banda y que, si alguna vez le preguntan, dirá siempre que es su trabajo menos querido, junto al ya nombrado The Great Escape. Por su parte, Alex James recuerda que gran parte de las canciones de ese disco ya estaban escritas desde sus años universitarios, y que en la época en que se grabó todos ellos eran unos niñatos arrogantes, poco más que unos adolescentes malcriados que bebían mucho y se comportaban como ‘hooligans’, lo que les trajo más de un dolor de cabeza a ellos y especialmente a los ejecutivos del estudio.

Sea como sea, en aquel mágico periodo de mediados de los noventa, entre los años 1993 y 1997, y especialmente en la dupla de 1994 y 1995, Blur, junto a Oasis, fueron los protagonistas de los que los tabloides ingleses dieron en llamar ‘La batalla del Britpop’, algo de lo que quizás te hable en otro momento. Porque hoy lo que toca es recordar que si hace treinta años Seymour no se hubieran transformado en Blur, la banda más camaleónica y genuinamente británica de entre todas las de su generación, quizá La Pérfida Albión hubiera vivido unos años noventa mucho más aburridos. Y quién sabe, quizá ni siquiera se hubieran planteado un Brexit.

    @VladimirConV