Tormenta perfecta

Ramiro González
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La comedia argentina 'Granizo', de Marcos Carnevale, garantiza risas y alguna lagrimilla al contar con ironía las desventuras de un hombre del tiempo que no acierta en sus pronósticos

El actor argentino Guillermo Francella, famoso por ‘Corazón de León’, es el protagonista de este filme.

El afamado director argentino Marcos Carnevale, responsable de grandes comedias como Corazón de León, realiza para Netflix una de las películas más deliciosas de los últimos meses. Granizo nos sumerge en un relato que contiene más fondo del que aparenta. Y es que la vida sonríe al meteorólogo Miguel Flores (Guillermo Francella). ¡Todo es pura Felicitá! Como cantaban Al Bano y Romina (de hecho, este conocido tema musical es la base de la banda sonora de la cinta). Miguel está contento porque tras años de duro esfuerzo, esta noche va a presentar su nuevo programa, esta vez en horario de máxima audiencia: El show del clima. 

Sale a la calle para esperar que venga el vehículo de la cadena a buscarle. Mientras espera, los vecinos se le acercan para que les comunique un adelanto del parte meteorológico.

 No hay problema, todo va a estar en calma, calor acorde a la estación veraniega. Los vecinos sonríen y el mundo entero parece que va a explotar de contento. 

El clima se alía contra el meteorólogo, que acababa de estrenar un programa. El clima se alía contra el meteorólogo, que acababa de estrenar un programa. Miguel presenta su espacio, donde asegura que no va a pasar nada relevante con el clima. Y entonces, esa misma noche, sin que él sea consciente, estalla una terrible tormenta de granizo que provoca graves daños materiales. A la mañana siguiente, le hablan de una tormenta terrible. 

El protagonista dice: «¿Qué tormenta? Es imposible…». Pero cuando sale a la calle y los vecinos comienzan a insultarle, incluso a pedir que lo maten, la felicitá de Miguel se torna en una desgracia continua. De la noche a la mañana, literalmente, ha perdido a los que decían llamarse amigos, y los de la televisión le dan la espalda. 

Entonces, decide dar un vuelco a su vida y viaja hasta una región a las afueras de Buenos Aires donde vive su hija, a la que hace mucho tiempo que no ve.

Como es habitual en el cine de Marcos Carnevale, los relatos contienen un fondo curioso que va más allá de los elementos puramente cómicos. En Corazón de León ya nos transmitía que la verdadera belleza reside en el interior de las personas y no en las apariencias, y en esta nueva obra vuelve a incidir en la metáfora como recurso narrativo.

 El granizo sirve en esta ocasión de una especie de lluvia purificadora con la que eliminar la suciedad que impregna todo. Si lo prefiere el espectador, sirve para quitar la máscara de las falsas apariencias, esa especie de pátina que impregna a muchas de las cosas que podemos ver en el día a día; y que resultan muy difíciles de ver. Hay que estar muy atentos.  

Efectivamente, todo lo que rodea a Miguel es puro materialismo. Él mismo se ha olvidado durante muchos años de lo que es verdaderamente importante: el amor de un padre hacia su hija. Es un gran mensaje, de esos que hacen pensar largo y tendido después de que lleguen los créditos finales. 

Granizo es una comedia desde luego. La primera media hora de la película es para no parar de reír, pero pronto el relato cambia de estilo y da un giro radical para llevarnos a un drama convencional en el que los personajes se vuelven más humanos y los vemos llenos de contradicciones. 

Extraordinario actor

Además, hay que destacar, una vez más, el gran trabajo de Guillermo Francella, un purasangre de la actuación en su país. A muchos les encanta Ricardo Darín, que sin duda es un magnífico actor, pero para quien esto escribe, Francella es realmente extraordinario, y lo demuestra en cada una de sus películas, dando siempre matices a los personajes, y reflejando una gran humanidad. Granizo es una gran película con la que pasar un buen rato.