El último (y polémico) viaje de Félix

R.P.B.
-

Hace cuarenta años que la familia de Félix Rodríguez de la Fuente decidió trasladar los restos del universal naturalista burgalés del cementerio de Poza de la Sal al de Burgos, hecho que motivó un enorme malestar en la villa salinera

Marcelle Permentier, viuda de Félix, depositó un ramo de flores sobre el ataúd de su marido nada más llegar a la cripta que se estaba construyendo en el camposanto de San José. - Foto: Fede

Aún no se había desvanecido del todo la conmoción que supuso la muerte accidental en Alaska de Félix Rodríguez de la Fuente, el más universal, popular y querido de los burgaleses, cuando una noticia fue a caer como una bomba en la cuna natal del naturalista, Poza de la Sal: el anuncio de que los restos de su más ilustre hijo, inhumados en el camposanto de la villa salinera, iban a ser trasladados a un panteón de mayores dimensiones en el cementerio de Burgos capital por deseo expreso de la familia. Todavía no se había cumplido el primer aniversario de su fallecimiento. Sucedió hace ahora cuarenta años. Las reacciones fueron inmediatas: los pozanos se levantaron en armas contra lo que consideraban una afrenta a la dignidad y orgullo del pueblo y a la memoria de su más amado vecino.Ese malestar sigue hoy presente.

La intención de la viuda de Félix (y de la única hermana del naturalista) se conoció en febrero de 1981, pero venía de atrás: Marcelle Parmentier y su cuñada consideraron que ese símbolo que era su marido debía descansar en un mausoleo a la altura del personaje, y el cementerio de Poza no ofrecía esa posibilidad por una cuestión de espacio. Y aún más: entendieron que Burgos capital era el corazón de la Castilla que Félix amó, y que era, por tanto, el lugar idóneo para que descansaran los restos de Félix.Y un emplazamiento mucho más accesible para ser visitado por la infinita de legión de admiradores que el burgalés había dejado como semillas de hombres nuevos. Y para ello contaron con la complicidad y el apoyo del Ayuntamiento de Burgos en la persona de su alcalde, José María Peña San Martín, quien dio todas las facilidades para que la iniciativa llegara a buen puerto

El proyecto del panteón no pudo ser más ambicioso: se le encargó a uno de los mejores arquitectos españoles de la segunda mitad del siglo XX, Miguel Fisac; y la escultura que honrara al naturalista, a uno de los principales exponentes de esa disciplina, integrante del Grupo El Paso y uno de los artistas más importantes de su época, Pablo Serrano. Hoy en día, ese conjunto funerario es admirado y estudiado por arquitectos. Y sí: la tumba se convirtió en lugar de peregrinación, y aún sigue siéndolo, de todos los seguidores de FélixRodríguez de la Fuente. Pocas veces faltan flores en su tumba.

Entrada del féretro a la cripta del mausoleo diseñado por Miguel Fisac.Entrada del féretro a la cripta del mausoleo diseñado por Miguel Fisac. - Foto: FedeLa noticia, decíamos, causó gran pesar y disgusto en Poza de la Sal. Pero la viuda había sido clara en su postura: «El cementerio de Poza no reúne las suficientes condiciones para el mantenimiento de los restos mortales de Félix y los de su padre.Solamente los agitadores, gentes que buscan polémica con cualquier pretexto, se oponen a mi decisión. El pueblo de Poza de la Sal que tanto quiere a Félix comprende mi decisión.Además, Burgos es un lugar más centralizado para ir a visitar los restos de Félix y allí el mausoleo puede disponer de guardianes. Mi intención es que toda la familia estemos reunidos un día en la muerte ya que desgraciadamente en vida hemos estado poco tiempo juntos. Por otra parte, siendo Félix castellano, creo que el sitio mejor para descansar es el corazón de Castilla».

Sin embargo, la mecha estaba prendida. Más aún porque la noticia se conoció semanas después de que el alcalde de la villa salinera, señor O’Donnel Martínez Corchón, hubiese manifestado públicamente el deseo de ampliar el panteón de Félix, para lo cual iba a pedir el correspondiente permiso a la viuda. La presión social en Poza fue tan grande que pocos días después su regidor presentó la dimisión. La polémica no se detuvo: cartas en la prensa, manifestaciones, ruido por todos los lados. Hasta que llegó el día. Aquel 12 de junio. Si los pozanos estaban heridos en su orgullo, el hecho de que se exhumaran los restos del cementerio de la villa de noche para evitar más tensiones fue la gota que colmó el vaso.

«Casi de madrugada, recién estrenada la mañana de un día de canícula de junio, ‘el amigo de los animales’ era exhumado del cementerio de Poza junto con los restos de su padre donSamuel para emprender su último peregrinaje hasta la capitalidad donde ambos y los demás miembros de la familia descansarán para siempre en esta tierra burgalesa», recogía Diario de Burgos en su crónica del día 13. La ceremonia fue sencilla, íntima y breve. Cuando llegaron los restos de Félix y de su padre les estaban esperando Marcelle Parmentier y Mercedes Rodríguez de la Fuente. Aunque el pateón aún estaba construyéndose, sí se encotraba habilitada la cripta en la que introdujeron el féretro de Félix y la caja con los restos de su padre. Antes de introducirlos, la viuda del universal biólogo pozano depositó sobre el ataúd un hermoso ramo de flores.

«Mirar hacia adelante». El periodista de DB Vicente Ruiz de Mencía consiguió entrevistar brevemente a la viuda de Félix, que estaba muy emocionada. «Sinceramente, respiro hondo, si es que es posible en estos momentos trascendentes. Hemos realizado el traslado que deseábamos la familia para tener el lugar donde descansemos con él un día todos sus seres queridos.Deseo sinceramente, desde este instante, dejar el pasado y mirar hacia adelante en el recuerdo a Félix», señaló.