Las historias que esconde el retraso del PGOU en Aranda

L.N.
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El nuevo plan urbanístico no son sólo ladrillos. Detrás se encuentran vivencias como las de Samuel, Carmen o Jorge. No saben cuándo disfrutarán de sus casas e, incluso, se replantean parar la compra

Las historias que esconde el retraso del PGOU en Aranda - Foto: Luis López Araico

Cunde la impotencia. El sentimiento de hartazgo crece. También el de engaño. Son muchos los arandinos afectados por el retraso en la aprobación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Muchas historias personales las que esconde esta demora. Proyectos, de alguna forma, truncados. Expectativas chafadas. Ilusiones que caen en saco roto, especialmente las de multitud de jóvenes que han pagado una entrada para adquirir su primera vivienda en propiedad, pero que no saben cuándo la podrán disfrutar. Con la tramitación y otorgamiento de nuevas licencias de obra suspendidas durante dos años a raíz de la aprobación inicial del PGOU en septiembre de 2020, la incertidumbre es la nota dominante.

Las parcelas que albergarán sus viviendas siguen desiertas. Ni rastro de las grúas. Tampoco hay una fecha que marque cuándo se empezarán a poner los ladrillos. Sólo les queda esperar a que este documento llamado a marcar el desarrollo urbanístico de la capital ribereña y que echó a andar hace 11 años se convierta en realidad de una vez por todas y así se reanude la concesión de licencias y, con ello, sus planes de futuro.

Desde la Concejalía de Obras y Urbanismo del Ayuntamiento de Aranda de Duero confían en aprobar este asunto en el pleno ordinario del mes de junio y después enviárselo a la Junta de Castilla y León en julio. El responsable del área, Alfonso Sanz, asegura que ahora los técnicos están comprobando que no haya errores para dar el visto bueno definitivo a toda la documentación y convocar una comisión con el resto de los grupos de la oposición.

Sin embargo, Jorge, Carmen, Marcos o Samuel, algunos de los afectados por el retraso con el PGOU, no se creen estas palabras. Las han oído multitud de veces. Y ninguna se ha cumplido. Primero se habló de septiembre de 2021, después de diciembre. Ahora de que tiene que aprobarse "sí o sí" antes de verano. No obstante, en sus cabezas resuenan otro tipo de pensamientos. Marcos, por ejemplo, dejó su trabajo en Burgos para instalarse en Aranda. Junto con su pareja, Carmen, diseñaron un proyecto de vida juntos en la capital ribereña, pero ante semejante panorama se replantean muchas cosas. Incluso, invertir en otra localidad de la zona. Algo que también le ronda por la cabeza a Samuel, quien admite que con esta "dejadez" se le han quitado las ganas.

"Con esta situación perdemos todos. Están rompiendo la ilusión de muchas personas"

Corría septiembre de 2020. Jorge y María se enteraron de que ella estaba embarazada. Dado que el piso en el que viven es pequeño, decidieron que había llegado el momento de buscar una vivienda nueva. Justo por aquel entonces se comenzó a publicitar una nueva promoción cerca de la plaza de toros de Aranda de Duero. Fueron a preguntar y uno de los pisos les encajó. En la constructora les comentaron los plazos: seis meses para la concesión de la licencia de obra y dos años para la construcción y entrega de la casa.

Jorge cuenta que no tenían preferencia por ningún barrio de Aranda. Únicamente dieron prioridad a la idea de que "nuestro hijo y lo que venga vayan a un colegio y no les tengamos que cambiar". Esa era su intención. Pero han pasado casi dos años y no ha habido avances. "Lo cierto es que ya por mucha prisa que se den, nuestro hijo va a tener que ir a un colegio que probablemente esté a la otra punta de donde vamos a comprar la vivienda", lamenta.

Se siente engañado. No entiende que tarden "tantísimo" en aprobar el nuevo plan urbanístico. "La sensación que me provoca todo esto es de incompetencia. Con esto pierde todo el mundo. Pierden los ciudadanos, porque al final están rompiendo las ilusiones y sueños de muchas personas. También pierden las constructoras. De hecho, la subida de los materiales les va a hacer polvo. Y pierde el Ayuntamiento, que recauda menos", enumera al respecto.

Jorge reclama a los responsables municipales que "dediquen un poco más de tiempo a resolver los problemas de quienes vivimos aquí todo el año". A su juicio, en el Consistorio se ponen "todas las facilidades del mundo" para ciertos eventos, pero en los asuntos "que afectan a la gente de a pie no actúan con tanta eficacia ni rapidez".

Al haber dado una entrada de 5.000 euros para la compra del piso, este arandino considera que están en "un punto de no retorno" ya que buscar otra vivienda implicaría perder ese dinero y afrontar la subida de precios. Toca aguantar, zanja.

"Si todo va en plazo, no tendremos casa hasta finales de 2024. Es una vergüenza"

Carmen y Marcos decidieron crear su proyecto de vida en Aranda de Duero. Ambos contaban con trabajo en otras ciudades, pero apostaron por la capital ribereña, donde él tiene sus raíces. Se pusieron manos a la obra a buscar casa y en agosto del año pasado dieron una reserva.

Sin embargo, la lentitud con el nuevo PGOU ha hecho añicos sus planes. "Todo esto nos hace replantearnos muchas cosas, como invertir en otra localidad o en otra vivienda distinta a lo previsto", lamenta ella. Mientras, él añade: "Optas por venirte a Aranda y al final ves que no se puede cumplir nada de esto. Pasa el tiempo y no hay fecha para que empiecen a construir, así que eso te hace estar perdido".

Vayamos por partes. Cuando esta pareja de treintañeros dio la reserva, en la constructora les dijeron que "todo estaba prácticamente apalabrado". Empezarían a construir a finales de año. El periodo de ejecución de la obra se fijó en 14 meses. Era algo que podían asumir. Mientras, viven de alquiler. En ningún momento les hablaron del retraso con el nuevo PGOU ni de la suspensión de licencias. "Llamábamos para preguntar y nos decían que faltaban algunos flecos, que el proyecto estaba casi, casi", recuerda Carmen. En diciembre, seguían igual. Volvieron a llamar "y ya nos enteramos de todo". Las 'apuestas' se sucedieron. Que si diciembre, que si enero. "Pero en marzo, al ver que no se hizo efectivo, nos enfadamos y fue cuando nos dijeron lo que pasaba realmente con el PGOU", explica.

Pero no sólo eso. Se muestra especialmente molesta con la falta de comunicación por parte de la constructora, hasta el punto de que en alguna ocasión "nos llegaron a decir que igual nosotros teníamos más información que ellos". Ante este panorama han decidido darse de plazo hasta septiembre "para ver cómo evolucionan los acontecimientos y valorar alternativas". La cuenta es sencilla. Si todo va en plazo, esta pareja no tendrá su casa hasta finales del año 2024. "Es una auténtica vergüenza", concluyen.

"Se me han quitado las ganas. Miraré terrenos en pueblos"

Samuel es otro de los afectados por el retraso en la aprobación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Aranda de Duero. En su caso, junto con su pareja, pagaron una entrada para un piso de cuatro habitaciones en julio de 2021. El nacimiento de su tercera hija les animó a dar el paso. Cuenta que se decantaron por una vivienda con terraza, piscina y zonas comunes para que lo disfruten sus hijos. Pero a este paso no las tienen todas consigo.

De hecho, en dos ocasiones ha llamado para darse de baja. En la inmobiliaria le piden que aguante. Y ahí sigue, aunque no lo ve nada claro. "Nos dijeron que empezarían a construir en diciembre del año pasado y que tardarían un año y medio. Esas cuentas me cuadraban. Lo de ahora no", relata.

Lo que mayor indignación le provoca de esta tardanza es la "dejadez" por parte de los responsables municipales. "Es una vergüenza que no se llegue a una solución, que no se pongan soluciones a los problemas de la gente", dice molesto. Es consciente de que pueden surgir contratiempos, pero lo que no comparte es que no se intenten resolver. "Esa dejadez es lo que me pone de mala leche, cuando no hay actitud...", deja en el aire.

Y menos mal, continúa Samuel, que esta vivienda no les urge. De hecho, ha empezado a reformar un trastero que tiene en el piso donde viven como "opción de seguridad". Entre unas cosas y otras, reconoce que se le han quitado "las ganas de todo".

De hecho, la familia ha empezado a mirar terrenos en pueblos cercanos a Aranda porque en la capital ribereña acceder a una vivienda nueva implicaría prácticamente no tener las llaves hasta el año 2025. "Es mucho tiempo. Lo peor es la inseguridad de no tener un plan bien estructurado. No sienta bien", remata.