Castrojeriz seguirá esperando su trozo de tapiz recuperado

R.P.B.
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Cuesta 4.500 euros. La Diócesis pedirá financiación a la Junta y estudia dónde rehabilitarlo, aunque descarta el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Simancas

El párroco de Castrojeriz, Enrique Alonso, está encantado con la recuperación de la pieza que le faltaba al fabuloso tapiz flamenco. - Foto: Jesús J. Matías

La gran epopeya vivida por el único trozo que faltaba del tapiz principal de la serie realizada por Corneille Schutz, discípulo de Rubens, que fue sustraía de la iglesia de Santo Domingo de Castrojeriz en 1980 por Erik el Belga y su banda, no ha llegado a su fin. Aunque, pese a las tribulaciones padecidas durante cuatro décadas, no presentaba demasiado mal aspecto cuando fue devuelto hace dos semanas, la Diócesis de Burgos considera necesaria su rehabilitación antes de que sea reintegrado al tapiz del que formaba parte, que es el más importante de toda la serie: 'La apoteosis de las artes'. Según ha sabido este periódico, la restauración de esta pieza tendrá un coste de 4.500 euros.

En este sentido, la Diócesis va a solicitar a la Junta de Castilla y León ayuda para financiar la actuación mientras estudia a quién encargársela.Según las fuentes consultadas, está descartado que la restauración vaya a llevarse a cabo en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Simancas, ya que ello exigiría trasladar hasta allí la pieza principal (que se encuentra actualmente, junto con el resto de tapices de la serie, en la iglesia de San Juan de la villa castreña), y no es lo que se pretende. «Sería demasiado engorroso y costoso tener que trasladar la obra, que es una joya», afirman.

Así, se están estudiando otras opciones. «Consideramos que es imprescindible restaurar la pieza recuperada antes de que vuelva a ubicarse en su sitio original.Es un patrimonio muy valioso que hemos tardado mucho tiempo en recuperar. Y por eso queremos hacerlo bien. Y lo haremos bien», subrayan las mismas fuentes. La alegría por la recuperación de esta pieza que se creía ya perdida para siempre se ha vivido con especial intensidad en Castrojeriz. Una de las personas más satisfechas es su párroco, Enrique Alonso, que muestra con orgullo la impresionante belleza de los tapices que embellecen las paredes del templo. Cuando toma en sus manos el único trozo de la orla que le falta a 'La apoteosis de las Artes' lo hace sabiendo que muy pronto ese ominoso vacío dejará de existir.

La intención de la Diócesis de Burgos es llevar a cabo cuanto antes esa restauración, y según han afirmado las fuentes consultadas, que este mismo año pueda completarse la operación y que el tapiz luzca entero y verdadero en todo su esplendor. El fragmento recuperado por los agentes especializados en patrimonio histórico, de 55 centímetros de ancho por 65 de alto, representa a un angelote y ocupaba la esquina inferior izquierda del tapiz. La pieza, que intentó ser vendida en Barcelona, hecho que puso en la pista a quienes vela por el patrimonio robado, tenía, según explicaron los agentes que lo entregaron hace un par de semanas en el Arzobispado, difícil salida, «salvo algún coleccionista particular que lo quiera para extasiarse».

El gran robo. Como ya ha recordado este periódico, fue en la madrugada del 7 de noviembre de 1980 cuando se perpetró el robo en la iglesia de Santo Domingo: Erik y los suyos serraron los barrotes de una de las ventanas, por las que se coló uno de ellos que luego, desde el interior, forzó las cerraduras de la puerta principal sin hacer apenas ruido para que el resto accediera al interior del templo.El palo fue rápido -pese a la envergadura de los tapices- y limpio: no sólo se llevaron las obras del discículo de Rubens, sino que aprovecharon para llevarse cuanto consideraran de valor: dos casullas del siglo XVI, dos medallones de plata, dos cálices de plata repujados y otros dos sin labrar, varias vinajeras, crismeras y patenas de plata, siete pinturas sobre tabla del siglo XVIII con escenas de la Pasión, dos tallas de San Juan y San Pedro, y una talla de la Inmaculada del siglo XVIII.

Aunque no fue el único, el robo de los tapices de Castrojeriz fue el gran golpe de Erik el Belga en la provincia de Burgos. Y tuvo resonancias internacionales, porque desde ese momento la Interpol empezó a pisar los pies del ladrón y de su banda. No en vano, cuatro meses después fueron localizados tres de ellos en París; dos meses más tarde, uno en Bélgica; y hubo que esperar hasta el invierno de 1982 para localizar en Barcelona los dos restantes. No fue en una operación casual: a la vez que se recuperaban esos tapices y varias de decenas de piezas más procedentes de templos de todo el país, era desarticulada la banda dirigida por Erik el Belga; desarticulada, detenida y enviada a prisión.