Miguel Ángel Atienza sube su apuesta y, a sus extraordinarias condiciones en la fase de contención y de recuperación del balón, añadió la del gol el pasado domingo. Curiosamente es la primera diana que el joven jugador logra en su etapa como futbolista profesional. Debutó en Segunda B con el Fuenlabrada con 17 años, posteriormente jugó en el CD Vitoria, filial del Eibar, para después hacerlo en el primer conjunto armero tanto en Primera como en Segunda. Con ninguno de estos equipos pudo celebrar un gol. 

No es de extrañar que sobre el césped del Carlos Tartiere fuera un hombre feliz y satisfecho. No solo se había estrenado como realizador, sino que su gol había permitido una importante victoria, así como asaltar uno de los escenarios más importantes de la Liga SmartBank.

Aseguraba Julián Calero al concluir el partido que Atienza realiza siempre un gran trabajo. «Es un pulmón», recalcó el técnico, aunque también reconoció que la de definir no era su mejor cualidad. Pero aquel 'caramelo' de Areso tras un saque de esquina no se podía desperdiciar y el madrileño lo envió de un certero cabezazo al fondo de la red para algarabía de los seguidores blanquinegros, que otra vez estaban ubicados en el fondo en el que su equipo logró el gol de la victoria.

Atienza personifica el espíritu del Burgos, trabajo, sacrificio e ilusión. Encaja a la perfección en el puzzle que ha creado Julián Calero y es una pieza indispensable. Durante los partidos parece incansable y su desgarbada figura surge en cada zona del campo en las que es necesario apagar un fuego (...).

(Más información, en la edición impresa de Diario de Burgos de hoy martes o aquí)