2023 es año electoral. Tocan comicios generales, municipales y autonómicos, aunque no en todas las comunidades se celebrarán estas últimas. Los cuarteles de las formaciones políticas están ya en plena ebullición y deshojan la margarita sobre los nombres que integrarán las candidaturas, un proceso estresante para quienes aspiran a seguir o entrar en la ruleta del poder.
Si me lo permiten, hoy me quiero detener en la ciudad de Valladolid, uno de los núcleos claves y termómetro del estado de salud de los partidos en la Comunidad. En la capital pucelana, el PP todavía anda en busca y captura de un candidato o candidata que presentar a la pugna por la Alcaldía de Valladolid, en la que lleva asentado el socialista Óscar Puente desde hace casi 8 años. 
No son pocos los afiliados y simpatizantes 'populares' que esperan impacientes la designación oficial de la persona que lidere esa contienda electoral. Pero también saben que, si el PP quiere el bastón de mando municipal, deberá emplearse a fondo y gestionar al máximo sus opciones, algo que pasa ineludiblemente por acertar con el mejor cabeza de cartel posible. Son varios los nombres que se barajan: Mercedes Cantalapiedra, Pilar del Olmo, Jesús Julio Carnero e incluso Ignacio Tremiño, amén de otros más jóvenes y alguno ya no tan lozano. Hoy en día, el mejor posicionado es el consejero de Presidencia de la Junta, Carnero, una opción que, además, agrada al presidente autonómico de la formación, Alfonso Fernández Mañueco. 
El PP lleva años arrastrando esta asignatura pendiente; es decir, la falta de preparación seria de un contrincante que pueda hacer sombra a Óscar Puente, todo un hueso duro de roer que ha sabido capitalizar no sólo la imagen de una ciudad más vanguardista, sostenible, gastronómica y cultural, sino también las inversiones industriales como son la fábrica de autobuses eléctricos Switch Mobilit y el centro de distribución de Amazon, a lo que podría sumarse la empresa eslovaca de baterías eléctricas InoBat. Y que nadie dude de que la creación de más de 4.000 puestos de trabajo directos es algo que el PSOE va a rentabilizar en las elecciones municipales, a pesar de que la Junta argumente que es un logro de todos. Dicho lo cual, el PP tiene por delante un reto mayúsculo: buscar a ese David que sea capaz de derribar a Goliat en un campo de batalla que huele más bien a rosas.