La construcción de la línea de AVE entre Venta de Baños y Burgos ha estado plagada de retrasos, contratiempos, fallos humanos y contradicciones que han dilatado la llegada de la Alta Velocidad a la capital cerca de una década.

La versión oficial siempre ha tratado de maquillar esos percances, pero es ahora el Tribunal de Cuentas el que ha puesto las cartas sobre la mesa. Este órgano fiscalizador tanto de las cuentas como de la gestión económica del sector público ha analizado tres de los cinco expedientes de contratación de la obra que fueron objeto de suspensión tan solo entre 2014 y 2017.Aunque cada uno tiene sus particularidades, la institución denota faltas de criterio, «deficientes» planificaciones y coordinaciones desde el inicio de los trabajos, solapes con otras construcciones o numerosas incertidumbres que motivaron retrasos que en ocasiones alcanzaron los 38 meses.

El informe elaborado por ese órgano autónomo de control se centra en tres contratos: el montaje de vía en el tramo Quintana del Puente (Palencia)-Estépar, la remodelación de la línea aérea de contacto en los accesos y en la estación Rosa Manzano y el proyecto de construcción de las instalaciones de protección civil y seguridad en los dos túneles que se han erigido a lo largo del trazado.

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