El año pasado, Aguas de Burgos tuvo que actuar un día sí y otro no para resolver una fuga en algún punto de la ciudad. Si bien en algunos casos hubo que intervenir por roturas de tuberías imprevisibles, en otros muchos lo hizo como consecuencia del envejecimiento de la red y la falta de renovación de la misma. Es por ello que existen algunos puntos negros en los que, de manera sistemática, se repiten año tras año incidencias, a las que se suman otras nuevas que van surgiendo.

En el informe de explotación de la Sociedad Municipal en el que se recogen las incidencias registradas en el año 2021 se detalla que fue necesario actuar ante 181 fugas en la capital. De media, una cada dos días. Una cifra que representa un 33% más respecto a las 136 ocasiones en las que se intervino en 2020.

De nuevo, hay diversos sectores en los que se repiten los problemas. Rincones de la ciudad como el entorno de Zatorre (23 fugas), de la Barriada de los Ríos (18), de la Barriada Zurbarán (17)... Más allá de la casuística particular o de que pueda haber alguna explicación muy concreta a determinadas fugas, lo cierto es que se trata de zonas de la capital que el Ayuntamiento ha dejado de lado y que han estado olvidadas en la agenda de inversiones de las últimas corporaciones municipales. Lugares en los que el pavimento lleva décadas sin renovarse y en los que las canalizaciones subterráneas de agua no parecen precisamente ser las más modernas.

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