«Es injusto pagar 12.000 euros por unos ladridos»

R.P.B.
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Fue sancionado hace dos años después de que un vecino denunciara los ladridos de su perra. José Antonio Hernando afirma que tuvo que salir a atender una urgencia, que jamás deja sola a su mascota

José Antonio Hernando con su perra Luna. - Foto: Patricia

José Antonio Hernando mira con infinita ternura a su perra Luna, a la que no culpa del lío administrativo y judicial que le tiene en un ay desde hace un par de años. Hernando es uno de esos propietarios de perros que se han visto condenados a abonar 12.001 euros después de haber sido denunciado por los ladridos de su mascota. Él asegura que no entiende nada. Que jamás deja a su perra sola, y la única vez que lo hizo -se vio obligado a atender una urgencia de su trabajo- fue cuando se encontró con la denuncia, interpuesta por el vecino del piso de arriba. «Precisamente cambié turnos de trabajo para que nunca esté sola por las noches», explica Hernando, que tampoco ha tenido suerte con los abogados que han llevado su caso, aunque el último está intentando echarle una mano casi a la desesperada.

Cuenta que, tras perder el primer juicio, buscó a otro para intentar recurrirlo. Y que aún está a la espera de saber algo en el sentido que sea. Mientras tanto, tiene la nómina embargada y pese a que todos los meses le quitan algo, la deuda crece (ya supera los 13.000 euros) por culpa de los intereses. «Me estoy volviendo loco; estoy desesperado. No me parece justo que tener que afrontar una sanción así sólo porque una noche mi perra ladró. Es una barbaridad. Una verdadera barbaridad. ¿Cómo puede entenderse esto?», señala. Se siente perdido y desesperado, víctima de un sistema que no entiende.

Dice Hernando que no se cree que la sanción sea el último recurso que se emplea en casos como éste. En este sentido, asegura que nunca antes de encontrarse con la multa.Que jamás ningún vecino se había quejado y que nunca policía alguno fue a advertirle de que su perro molestaba. «Cuando llegué a casa después de aquella noche fuera se presentaron los agentes con la denuncia, sólo para que la firmara.Y no vi ningún medidor de ruidos ni nada», apunta. Para colmo, hace un par de semanas recibió una nueva multa, en esta ocasión a nombre de su hijo, y por un importe de 600 euros. 

Como explicó recientemente este periódico, la Ordenanza de Ruidos y Vibraciones establece como infracción muy grave superar en más de diez decibelios los límites de ruido permitidos por el día, 40 decibelios, y por la noche, 30. Fuentes policiales afirman que si el dueño de algún perro no pone solución antes de que llegue la denuncia creyendo que la medición no va a sobrepasar los niveles máximos se confunde, ya que siempre se superan, especialmente por la noche, la multa de 12.000 euros está casi asegurada. En este sentido, fuentes policiales contradicen el relato de Hernando, asegurando que siempre se habla con el dueño de la mascota antes de realizar una denuncia. El trámite lo inicia la Policía Local pero es la Concejalía de Sanidad y Medio Ambiente la que instruye un procedimiento que ya está avalado en sentencia judicial. 

Los casos de molestias por ladridos de perro se están incrementando porque cada vez hay más mascotas en los domicilios. Suele suceder que muchos dueños de perros no se creen que su mascota ladre en su ausencia porque no suele hacerlo cuando están presentes. «Yo sólo dejé sola a mi perra una noche. Y he puesto remedio para que no vuelva a pasar. De hecho, he cambiado turnos de trabajo para que nunca esté sola. No me parece justo lo que me ha pasado», concluye Hernando.