Buscan reírse de todo y eso incluye hacerlo también de ellos mismos. Porque colocar las piedras de su nuevo espectáculo les ha costado una crisis que ha retrasado su estreno año y medio. «Dentro de la compañía teníamos enfoques diferentes y, después de una década de trabajo en común había dos opciones: separarnos o tirarnos de los pelos. Hemos optado por recuperar las risas», apunta Jesús Cristóbal que junto a Fernando Ballesteros y Carola Martínez se mantienen del primer elenco. Ori Barriuso (a la que le sustituye Toñi Guardiola durante su baja médica) e Iñaki de Eguía completan el reparto de Como una catedral, un espectáculo en el que van más allá de la comedia.
Fieles a esa consigna y una vez pasado el duelo, Atópico Teatro ha retomado la obra con algunos retoques que la hacen aún más disparatada: «El código es un tanto farsesco y hacemos hincapié en que todo sea un poco exagerado. Es un humor canalla que sigue la línea de Ancha es Castilla», aseguran recordando la extravagancia, hilaridad y provocación de su anterior trabajo que tan buenos resultados les ha dado.
La idea de Como una catedral surgió a raíz del cumpleaños del templo burgalés, pero ese es el único viso de realidad que mantiene. El resto es una parodia sobre la construcción de los grandes templos que sirve para hablar de gestas históricas y de fracasos del progreso a través de una sucesión de situaciones inverosímiles, como una pelea entre los santos que conviven en un retablo, una discusión entre una monja y un turista sobre quién tiene más derechos para estar ahí, los medios para buscar financiación, la presencia divina, cómo se promociona el patrimonio o la esclavitud de determinadas circunstancias laborales.
Narrado a base de sketches o escenas cortas, la historia arranca con el encargo que le llega caído del cielo a Ventura, el hilo conductor del espectáculo: «Es un buscavidas que se dedica a robar por los caminos y de repente tiene una aparición divina que le chantajea y extorsiona para que construya una catedral, sin tener ni idea de nada de eso», señala Ballesteros, que es quien le da vida. «Su personaje se pasa la obra intentando huir de ese encargo, porque eso significa estar toda la vida esclavizado», añade Jesús Cristóbal, autor del texto.
A partir de ahí el resto del elenco encarnará cada cual a varios personajes en una comedia de humor absurdo que se mete con todo lo que puede, especialmente con las condiciones laborales: «Hay cierto paralelismo con lo que pasa en el teatro. Sufrimos un montón de penurias como aguantar que nos paguen tarde o que nos ninguneen por dedicarnos a este mundo, pero seguimos ahí en nuestro caso porque nos gusta y es vocacional», añaden recordando que el Ayuntamiento todavía les debe la ayuda a la creación de 2021 (en 2022 no se convocaron).
Como una catedral intercala los viajes al pasado con la actualidad en un montaje que llega dentro de unas fiestas que le van como anillo al dedo: «Se estrena en Carnaval, el día del pregón, y le pega muchísimo porque comparten el mismo espíritu transgresor y divertido». Con escenografía del Taller Guirigay y vestuario de Fran de Benito, la obra se representa en el Teatro Principal a las 21 horas (entradas, 10 euros).