Aunque la tendencia arrancó en septiembre de 2019, bien es cierto que la pandemia reforzó más si cabe el carácter ahorrador de los burgaleses. Durante los tres últimos años los ciudadanos no habían dejado de aumentar trimestre a trimestre el volumen de dinero que tenían a resguardo en sus cuentas corrientes. El inicio de la crisis sanitaria, que derivó en una económica, motivó la prudencia y cautela financiera, que se tradujo en un mayor número de depósitos.
Con el inicio del conflicto geopolítico en Europa y todas las consecuencias -inflación, encarecimiento de materias primas, subidas de tipos de interés- los burgaleses lograron seguir incrementando sus ahorros... hasta el verano. De los 12.455 millones de euros con los que se inició junio se ha pasado a los 12.414 con los que arrancó septiembre tal y como adelanta el Banco de España. El disfrute de las merecidas vacaciones estivales, con unas tarifas notablemente más altas que las de 2021 y qué decir de las de años pasados, mermaron por primera vez las cuentas corrientes.
Ese factor, unido al pujante interés por la inversión en vivienda, que ha ganado enteros conforme la crisis económica se hacía más profunda, han motivado la primera bajada de los depósitos desde septiembre de 2019.
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