Vuelve la gripe, sobre todo en niños

G.G.U.
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Los dos últimos inviernos transcurrieron sin la típica epidemia, que ha llegado en primavera y ahora arrecia en los menores. Suelen tener fiebre alta, dolor de garganta, tos y mocos

La mayor parte de los virus gripales que se están confirmando en la red que los vigila son del tipo AH3, según Sanidad. - Foto: Patricia

Los virus de la gripe llevaban dos años fuera de circulación, arrinconados por la omnipresencia del SARS-CoV-2 y por el uso generalizado de la mascarilla. Ni en el invierno de 2021 ni en el de 2022 tuvieron espacio ni ocasión de moverse como solían hacerlo, pero llegó la primavera y, cuando lo habitual sería dar casi por terminada la época de gripe, empezó la epidemia estacional en Castilla y León. La red centinela confirmó suficientes contagios como para concluir que la incidencia semanal sobrepasaba los 50 infecciones por cada cien mil personas y que la gripe, dos años después, estaba de vuelta.

La epidemia del 2022 es atípica por las fechas, pero no tanto por el comportamiento, que otras veces también ha conllevado altibajos como los que se han apreciado en las tres primeras semanas oficiales de gripe en la Comunidad. El umbral de los 50 contagios semanales se rebasó a mediados de marzo y, por primera vez desde el comienzo de la crisis por el coronavirus, los servicios sanitarios tienen que manejar a la vez dos epidemias con afección a las vías respiratorias. A la semana siguiente, sin embargo, la incidencia cayó casi hasta el límite del umbral epidémico, como si lo anterior hubiera sido un pico sin más. Pero el último informe oficial de la Consejería de Sanidad indica que la epidemia está arreciando, con una incidencia a siete días de 90 por cada cien mil, que todavía es «una intensidad baja». Para hacerse una idea: la tasa de infecciones por coronavirus es a 7 días de 210 en Burgos y de 233 en Castilla y León, siempre por cada cien mil. Y, también como particularidad de la epidemia de gripe, es que afecta, sobre todo, a niños.

Algo que confirma desde el hospital de Recoletas el pediatra José Manuel Merino, matizando que no se trata de «un repunte de casos espectacular», pero que sí hay un aumento de pacientes con el cuadro clásico de síntomas:  fiebre alta, dolor de garganta, tos y mocos.

Y en cuanto a la población general, el jefe de Urgencias del hospital privado, Alberto Barraza, explica que hay un flujo constante de personas con procesos febriles, amigdalitis y síntomas de catarro que acuden pensando que es un positivo en coronavirus y, en realidad, «son procesos gripales».

Fuentes no oficiales del HUBU explicaron que, en Urgencias, la situación de momento es tranquila;es decir, que la gripe todavía no llena la sala de espera ni está prolongando más de lo habitual las demoras. Se confirman infecciones, pero no en números similares a los de algunos meses de enero previos a la pandemia. Especialmente recordado es el arranque del 2017, cuando la incidencia a siete días de gripe llegó a los 417 casos y el HUBU -cuya planta de aislamiento estaba entonces por estrenar- estuvo al borde de la saturación. Es decir, que hubo un par de días con más indicaciones de ingreso que de alta y hubo que recurrir a San Juan de Dios más de lo habitual.

La situación ahora no tiene que ver con aquella, aunque en el hospital público confirman que sí ha habido niños ingresados por gripe. En cuanto a los adultos, hasta marzo no había sido necesario hospitalizar a nadie a causa de los virus gripales; ni en planta ni en la UCI. Está por ver lo que sucede en esta epidemia desestacionalizada, si la mayor transmisión se limita a la población de menos edad o si se generaliza. El informe oficial de Sanidad detalla que la mayoría de los casos confirmados son del tipo A (AH3, concretamente), que se considera más 'peligroso' y cambiante que los del tipo B.

Otras epidemias convencionales empezaban hacia mediados de diciembre y, las más de las veces, precedidas por una mayor incidencia en menores; no solo de casos de gripe sino también de virus sincitial (que en los bebés provoca bronquiolitis). Este patrón se está repitiendo ahora, pero la evolución puede ser diversa con respecto a lo típico, porque también lo es el momento del año.

Los expertos estiman, tras décadas de experiencia y estudio, que el pico de la gripe llega tres o cuatro semanas después de haber rebasado el umbral epidémico. En esta campaña atípica ese momento coincidiría con el comienzo de las vacaciones escolares de Semana Santa, hacia el 7 de abril. Es de suponer que para ese momento habrá pasado la actual ola de frío invernal y las temperaturas serán más altas, lo cual suele tener repercusión directa en la transmisión de este tipo de virus, tanto gripales como coronavirus.

Pero el escenario es nuevo y, por tanto, habrá que esperar para comprobarlo.