El granizo arruina la cosecha de cereal en pueblos burebanos

S.F.L.
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Los daños por el pedrisco que cayó durante 20 minutos la tarde del miércoles en Quintana Urria, Rojas y Piérnigas dejan a los agricultores en una situación delicada. Las huertas quedaron destrozadas al igual que parte del mobiliario de las casas

La carretera BU-V-5104, que une Quintana Urria con Rublacedo de Abajo, quedó intransitable tras la granizada. - Foto: DB

La fuerte tormenta de granizo registrada la tarde del miércoles en varias localidades de la comarca burebana ha destruido el 100% de la cosecha de cereal. Entre los municipios más afectados se encuentran Quintana Urria, Rojas y Piérnigas, donde el pedrisco además de arruinar por completo el campo, arrasó con todas las huertas y con parte del mobiliario de agunas viviendas, como antenas de televisión o macetas, y abolló la carrocería de un vehículo todoterreno.

Los agricultores de los tres pueblos más afectados por las inclemencias meteorológicas inspeccionan ahora los campos para evaluar los cuantiosos daños, aunque según el testimonio de alguno de ellos a este periódico «no hay nada que salvar». El alcalde de Quintana Urria, Eduardo Badillo, explica que la producción de cereal y de girasol se han perdido totalmente en una «campaña con unas buenas expectativas», pero lamentablemente las previsiones se han evaporado tras la tormenta. «La gente está tranquila porque nadie tiene la culpa de lo sucedido. La gran mayoría de los cerealistas tiene aseguradas las fincas aunque habrá que ver cómo se portan ahora las aseguradoras», declara.

Los cereales venían buenísimos  y ahora están todos encamados. Pero las pérdidas, que serán múltiples, no se podrán cuantificar hasta que no cesen las tormentas y seque el terreno, momento en el que se podrá observar el daño real que el granizo y la humedad han hecho en los cultivos. «Las previsiones climáticas en esta zona burgalesa para los próximos días avecinan más tormentas con riesgo a que vayan acompañadas de más piedra», expone un agricultor.

Asimismo, los «cultivos hortícolas y de patata están criminales», lamenta el regidor de Quintana Urria, que ha vivido en sus propias carnes los efectos de la granizada. «Las patatas han quedado peor que si las hubiese golpeado con un palo», añade.

Isabel Alonso, vecina y alcaldesa de Rojas, asegura que nunca había visto nada igual. La tarde de la tormenta se encontraba en la celebración de un pleno, al que acudieron unos cuantos agricultores. «Fue escandaloso. Nos asomábamos por las ventanas atónitos observando sin poder hacer nada como el trabajo de todo un año se iba al traste en cuestión de minutos», explica.

El pedrisco alcanzó el tamaño de una ciruela y en escasos veinte minutos se llegó a acumular hasta un metro de altura a 500 metros de Quintana Urria. Los camiones que viajan hasta y desde la planta de Aguas de Santolín permanecieron durante bastante tiempo parados porque no podían circular por la carretera. Varios empleados de la Diputación se encargaron de acondicionar de nuevo una de las vías más transitadas de la zona, que quedó totalmente apta para la circulación. Los impactantes restos de hielo se mantuvieron intactos durante la mañana de ayer, a pesar de que se registraron temperaturas suaves y llovió durante toda la jornada.

Cabe destacar que localidades limítrofes como Rublacedo de Abajo, Carcedo o Llano de Bureba apenas sufrieron las consecuencias de las fuertes lluvias y los daños cometidos fueron mínimos. No obstante, en dichas localidades el pedrisco estropeó en torno al 15 o 20% de los cultivos en una tormenta registrada el pasado 29 de mayo. El alcalde de Rublacedo, José García, manifiesta que el miércoles se acercó a Quintana Urria para comprobar el estado de las fincas y la escena con la que se topó «fue demoledora».