Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Películas

02/05/2022

La hermosa ambición de convertir nuestro robusto poema tallado en granito y los espacios más singulares de nuestra provincia en escenarios de futuras películas, propósito expresado en la llamada Burgos Film Comission, está topándose, según nos relata el periódico estos días, con la impaciencia de los responsables de Promueve y Sodebur, inventos dependientes del Ayuntamiento y de la Diputación, respectivamente, que van poniendo estrictos plazos anuales al trabajo que lleva a cabo la Asociación Cultural Sad Hill y parecen pretender que esto se nos llene de un día para otro de camarógrafos y actrices de relumbrón merced a unos pocos miles de euros gastados en unos meses. 

Ante tales ansiedades, y habida cuenta de los escasos medios dispuestos para ello, no parece probable que el puente de Malatos se vaya a transmutar por arte de magia en aquel de Brooklyn donde se besaban a la caída de la tarde Diane Keaton y Woody Allen en Annie Hall, o que alguien confunda el Feygon con el neoyorquino Edificio Dakota en el que la desdichada Mia Farrow era fecundada por Satán en La semilla del diablo, o ni mucho menos que el personal se baje del coche en medio de un atasco en la autovía de ronda y se ponga a danzar con sus compañeros de infortunio igual que ocurría en La La Land. Quizá lo más sensato fuese conceder el tiempo y el crédito necesarios a un colectivo que ha demostrado saber lo que se trae entre manos y ha convertido el cementerio de El bueno, el feo y el malo en una atracción turística de primer orden, pero para eso, claro, hace falta pensar más allá de los límites de una legislatura. 

Tampoco, si hay que decirlo todo, es la nuestra una ciudad que fuese a aceptar así como así las inevitables incomodidades de un rodaje, si pensamos en que, por mucho y que sean fiestas, el vecindario no quiere oír ni hablar de que las atracciones de feria se instalen en su barrio (¡ah, la noria vienesa de El tercer hombre!) y que el Ayuntamiento ha decidido desterrar del paseo de Atapuerca los conciertos de rock porque a los chavales les da por bailotear sin tasa y le pisan lo sembrado. Pero esa es otra película.