La estrella predilecta de los burgaleses

R. PÉREZ BARREDO
-

El libro 'La vida encontrada de Encarnación López, La Argentinita', recuerda en el 75 aniversario de su desaparición la vida y el legado de la gran bailarina y coreógrafa, que fue la artista favorita del público burgalés

La estrella predilecta de los burgaleses

Desde su debut en el Salón Parisiana de Burgos en octubre de 1913, cuando apenas había cumplido 15 años, La Argentinita se convirtió en la bailarina, canzonetista y coreógrada favorita de los burgaleses, que en los años sucesivos asistieron siempre en masa cada vez que la artista visitaba la ciudad con un nuevo espectáculo. Encarnación López Júlvez, de cuya muerte se cumplen ahora 75 años, hechizó al público burgalés desde su primera aparición, que había causado una expectación sin precedentes, tal era la fama que, pese a su insultante juventud, la acompañaba. Con motivo del aniversario de su fallecimiento, la editorial Bala Perdida publica La vida encontrada de Encarnación López, La Argentinita, obra de Paulina Fariza Guttman en la que reivindica la figura de una artista de relumbrón cuyo arte trascendió las fronteras locales pero cuyo nombre quedó solapado por su relación con dos personajes asaz únicos: el poeta Federico García Lorca, con quien colaboró, e Ignacio Sánchez Mejías, torero con quien mantuvo un tórrido romance. La obra reclama para la artista la importancia que tuvo; una importancia que confirman hemerotecas como la de este periódico.

No en vano, tras su esperado debut en Burgos, el cronista se descolgó con un texto que dejaba a las claras la fascinación que ejercía la bailaora. "Artista por instinto, guapa, grácil, que con una finura encantadora, con un irreprochable braceo tocando los palillos con admirable maestría, hace que sus bailes tengan el atractivo de una sui géneris y especialísima escuela, y la exquisitez y galanura de una ejecución briosa y perfecta. Con todo esto y la apreciable dote de una voz agradable y bien timbrada, un gusto delicado y una adorable picardía, sobra para triunfar en toda la línea, y La Argentinita triunfa porque la justicia impone la victoria. Citar habilidades y recursos que deciden el éxito de tan celebrada artista, es tarea inútil; verla, es obligarse a aplaudirla. Por eso, anoche, la distinguida concurrencia, reconociendo el poder de sus encanto, la ovacionó calurosamente".

Hubo lleno hasta la bandera en los días sucesivos. Tal fue el impacto que la última función también mereció crónica en páginas de Diario de Burgos. "Su función de despedida fue un éxito colosal". Dejó huella Encarnación López en Burgos. El tanto que se apuntó el empresario del Salón Parisiana fue enorme. Volvió a traer años más tarde a la artista, repitiendo triunfo. Así sucedió en 1917. Un año más tarde, fue el Teatro Principal quien programó a la ya rutilante estrella del baile. Otra crónica refrenda la pasión y la admiración que siempre la tributó el público burgalés: "Las facultades de La Argentinita para cautivar a los públicos sin ciertamente estupendas. A su arte exquisito, a su talento indiscutible, hay que agregar la incomparable gracia y atractivo de su persona; el hechizo de sus ojos bellos; la gentileza de su talle; su espléndida gallardía y su elegancia suprema. Su voz, sin se extensa, es melodiosa y dulce: sabe poner en sus canciones la justa expresión que las hace bellas, sin que en aquellas otras del género picaresco se perciba ni siquiera el más leve asomo de impudor, que es precisamente en lo que algunas artistas de su género consiguen sus triunfos". El cronista de este periódico tuvo la oportunidad, según recoge en el propio texto, de haber accedido al gabinete de la fonda en la que se hospedó Encarnación López durante su segunda estancia en Burgos. Y narra que, entre sus pertenencias, la artista portaba un álbum "en el que escritores insignes y artistas meritísimos rinden a la sin par Argentinita expresivos homenajes de admiración".

Entre las muchísimas lindezas que le dicen, el cronista recordaba haber leído ‘que sus pies, cuando baila, parece que van haciendo divino encaje de bolillos’. "La imagen tiene mucho de verdad, pero no expresa todo lo bonito que hace cuando baila, pues habría que agregar al maravilloso encaje que ejecutan sus pies, los airosos movimientos de su peregrino cuerpo y de sus brazos, la graciosa expresión de su rostro y la abundantísima sal y donaire y garbo que esparce por la escena, que si no se cubren de flores cuando ella baila, es porque en Burgos se han marchitado ya las de sus huertos y de sus jardines. En el aspecto de artista, la fama de La Argentinita llega a tan alto grado, que sólo así se explica la mal contenida envidia que produce entre algunas de las de su clase".

Bella, culta, inteligente. Según la autora de La vida encontrada de Encarnación López, La Argentinita, la bailarina y coreógrafa podría considerarse como miembro de la Generación del 27 desde la aportación que hizo a su disciplina. Por eso el libro le presta la atención "que su figura siempre mereció en vida y que los años de franquismo hicieron desvanecerse, seguramente porque esta Sinsombrero con castañuelas cultivó un arte que no queda impreso en libros o partituras. Sin embargo, a la luz de su biografía se encuentra una figura que encarna el enganche intelectual perfecto entre el arte popular y la vanguardia burguesa de los años veinte y treinta".

El propio cronista que cubrió sus actuaciones en Burgos destacó que no sólo era una artista excepcional, talentosa y hermosa, sino que era, también, una mujer culta e inteligente, alejada de la frivolidad que solía imperar en el mundo de las varietés. "Si como artista es astro que brilla con luz propia, como mujer es adorable, expresiva, culta, simpática, ingeniosa, de muy claro entendimiento y de un talento nada común". Tan indeleble fue la huella de La Argentinita en Burgos, que se hicieron populares estas coplas: ‘La Argentinita se va/ La Argentinita nos deja;/ si no hace Dios un milagro/ me voy a morir de pena’.