¿Y si el Santo Grial estuviera oculto en Burgos?

R. PÉREZ BARREDO
-

Mientras la Catedral de Valencia y San Isidoro de León reivindican estar en posesión del sagrado cáliz, otras teorías lo ubican entre San Pantaleón de Losa, Vallejo de Mena y Santa María de Siones

La imponente Sierra Salvada. La leyenda dice que el Grial está en un lugar llamado Mont Salvat. - Foto: Luis López Araico

Es el arcano por antonomasia. El gran misterio de la Cristiandad. La reliquia de las reliquias, objeto de deseo durante siglos, obsesión de jerarcas nazis, buscada hasta en el cine: ¿quién no recuerda a Indiana Jones y la última cruzada? El Santo Grial, la copa que Jesús de Nazaret utilizó en la última cena, es uno de los últimos secretos de la historia de la Humanidad. Mágica leyenda, alegoría artúrica, mito religioso, fábula profana, el Santo Grial representa desde el albor de la Cristiandad la mística entre la realidad y el sueño, una suerte de seducción cuyo interés ha pervivido a través de los siglos hasta nuestros días. Y ha sido inspiración de creaciones de todo tipo: musicales, literarias, cinematográficas... También de polémicas y enfrentamientos, como la que libran hoy dos ciudades españolas, León y Valencia, que reivindican estar en posesión del sagrado cáliz, el genuino, aquel que Jesús elevó en la noche de marras cuando ya sabía cuál sería su final. El ansiado Grial. 

¿Está en la Catedral de Valencia? ¿Está en San Isidoro de León? Cada cual argumenta, esgrime una teoría, una documentación, una historia que se pierde en la noche oscura de los tiempos. Valencia parece ir ganando por la mano: ha logrado que el Vaticano concediera el Año Jubilar para el cáliz valenciano cada lustro, lo que convertirá a la capital levantina en un lugar peregrinación. Aseguran que recaló en la capital del Turia después de entrara en España con San Lorenzo y fuera custodiado un tiempo en Zaragoza. En torno a ello, se han anunciado exposiciones y un amplio programa con la copa como elemento principal. Por su parte, San Isidoro de León defiende que su copa, conocida como el cáliz de doña Urraca (regalado por el emir de Denia a Fernando I en el siglo XI) es el verdadero, el que acogió aquel último vino, sangre de Cristo. Amén.

Pero en torno a tan secular misterio hay muchas más tesis. Una de ellas sitúa en Burgos el posible emplazamiento del tesoro. Lo hace en una suerte de triángulo mágico ubicado al norte de la provincia, con el arte románico y la orografía como guía y vínculo. En las estribaciones de la Sierra Salvada, entre los valles burgaleses de Mena y de Losa de Mena, encuentra la investigadora Mar Rey Bueno numerosos elementos que la llevan a afirmar que no hay en España un lugar más relacionado con este mito sagrado que esa zona norteña. No hay constancia documental alguna que permita destilar la realidad de la fantasía; no hay legajos, ni manuscritos, ni referencias escritas que ofrezcan pista alguna para corroborar dicha tesis. Pero sí que hay símbolos: piedras talladas y nombres que permiten alimentar la leyenda. Y un mar de casualidades que podrían no serlo tanto. 

Capitel de Vallejo de Mena con escena de templarios. Capitel de Vallejo de Mena con escena de templarios. - Foto: Alberto Rodrigo

Así, Rey Bueno sugiere que en el 'triángulo mágico' que conforman tres templos románicos burgaleses -San Pantaleón de Losa, San Lorenzo de Vallejo de Mena y Santa María de Siones- se halla refugiado el Santo Grial. Las Cruzadas constituyeron el inicio de la mitología griálica, que sitúa el cáliz en una montaña llamada Mont-Salvat. Ninguna cordillera o monte se denomina de esa manera en ningún lugar de Europa. Excepto en el norte de la provincia Burgos: la Sierra Salvada, macizo abrupto e imponente que linda con Álava y Vizcaya. «Historiadores de todas las épocas lo buscaron en sistemas montañosos de Cataluña, Galicia y Aragón, pero Sierra Salvada sólo hay una, y está en Burgos», explica la investigadora. Es una primera clave. El punto de partida.

Los siglos XII y XIII alimentaron la leyenda. No en vano, es entonces cuando irrumpen personajes como Robert de Boron o Chrétiende Troyes, autores de poemas épicos que narran las historias del Rey Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda, con Perceval como el héroe armado que mejor encarna, a través de sus aventuras, la búsqueda del Santo Grial. También por aquella época la zona que comprende los valles de Mena y Losa iba a ser la elegida para levantar una serie de templos que son hoy ejemplos perfectos del arte románico. «Sus ricas ornamentaciones, llenas de símbolos tanto en el exterior como en el interior de los templos, han creado un aura mitológica directamente vinculada con el cáliz sagrado, los secretos de los Templarios y el polémico y misterioso Priorato de Sión», apunta Rey.

El Priorato de Sión, que podría tener su origen en la Orden de Sión creada por Godofredo de Bouillon durante las Cruzadas, sería según la actual teoría una sociedad semi-secreta encargada de custodiar el enigma del Santo Grial y que en su día estuvo directamente relacionada con la Orden del Temple. «Resulta curioso que en España, a excepción de una pequeña aldea asturiana, sólo exista un pueblo llamado Siones, que está en el valle de Mena, y desde cuya iglesia, que es un ejemplo de escultura simbólica románica, se otea perfectamente una peña llamada La Magdalena ¿Casualidad?», sugiere Rey Bueno.

Detalle de la iglesia de Santa María de Siones. Detalle de la iglesia de Santa María de Siones. - Foto: Valdivielso

Mágicos templos. Sobre un imponente farallón rocoso que se asemeja a la proa de un barco varado en la niebla se asienta la enigmática iglesia de San Pantaleón de Losa, que constituye todo un homenaje al misterio. Como fondo a tan telúrica y sugerente estampa se halla la Sierra Salvada. El santuario, consagrado al mártir que fue decapitado bajo una higuera seca que volvió a florecer con su sangre, data de finales del siglo XII. Y es un homenaje en piedra al misterio. Su pórtico es todo un enigma ya que, pese a ser románico, huye del hieratismo que caracteriza a este arte. Resalta por encima de todas la figura de un Atlante taciturno que, apunta la investigadora, «sostiene entre sus manos una especie de bolsa, que podría interpretarse como un peregrino que busca algo ¿el Grial?». Junto a la críptica figura se encuentra el relieve en zig-zag de una serpiente. El resto de su iconografía está preñada de monstruos grotescos y animales fantásticos que han sugerido siempre la posibilidad de que encerrara, en ese lenguaje de signos, algún mensaje cifrado. A ello se le añade el 'milagro' de la licuación de la sangre de Cristo: este hecho excepcional se identificó, por mor de un peregrino inglés del Medievo, con la leyenda griálica: La sangre sería la contenida en el Santo Grial...

La iglesia de Santa María de Siones es, asimismo, un monumento a la simbología. Y buena parte de esas representaciones en piedra son elementos directamente relacionados con el Grial: una flor (que podría ser una rosa y que se identifica con María Magdalena y su vientre como germen de la descendencia de Jesucristo); una pelea entre caballeros (que se interpreta como una defensa del Grial, tan codiciado durante siglos), un grotesco ser, de características demoníacas, engullendo una serpiente, sendas figuras sujetando una caja (¿templarios protegiendo el secreto, el Arca de la Alianza, el Grial?)...

El templo acoge, además, extensas reproducciones de episodios bíblicos: aparecen Adán y Eva, David y Goliath, símbolos zodiacales, constelaciones... Un universo iconográfico terriblemente sugerente.
Para Mar Rey Bueno esta iglesia, pese a que no exista documentación que lo acredite, está relacionada con la Orden del Temple. A su entender, una de las columnas del templo evoca los relieves de los motivos vegetales persas, «y la lucha entre Sigfrido y Fafner lo vincula con la leyenda del Grial», apunta. Además, «la iglesia se sitúa en paralelo a la de San Pantaleón de Losa, ¿también es una casualidad o la orientación se hizo de manera deliberada para decir crípticamente que esta comarca guarda algún secreto?, se pregunta».

La tercera iglesia que cierra este hipotético triángulo griálico es San Lorenzo de Vallejo de Mena. Otra joya del románico, acaso uno de sus mejores y más hermosos ejemplos de este arte en la provincia. Su iconografía es igual de exuberante y variada. Según la investigadora, la repetición de los temas escultóricos hace sospechar en una más que estrecha relación entre los constructores de los tres santuarios, aquellos maestros canteros depositarios de tantos conocimientos, muchos de ellos secretos, «y, de entre ellos, destacan las continuas alusiones al Santo Grial». 

En el mismo entorno mágico de los valles de Mena y Losa y con el influjo de la Sierra Salvada se sitúa el pueblo de Criales, ubicado a tan sólo 5 kilómetros de San Pantaleón. Es otro de los puntales de la zona relacionados con el Santo Grial. Su propio nombre ya es una sugerencia que ha dado pie a la teoría de que su raíz podría proceder de la palabra Grial. Mar Rey Bueno afirma que la iglesia gótica de esta localidad del valle de Losa tiene su origen en otra románica que data del siglo XII, y de la que apenas quedan vestigios. Bajo el suelo, señala, hay un «recinto abovedado que bien podría ser una cripta. Varios estudiosos dijeron que allí podría haber algo enterrado. Pero no se dejó excavar, y esto ha fomentado todavía más la leyenda».

¿Es todo casualidad? ¿O este escenario, atrapado por el magnetismo atávico de la Sierra Salvada, esconde el gran misterio de la Cristiandad? ¿Es sólo una fabulación más que añadir a la larga lista de teorías sobre elSanto Grial? ¿O tal vez sea cierto que las piedras esculpidas por aquellos maestros canteros son un mensaje cifrado y que está esperando para ser desvelado?