Volver a empezar

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Cruz Roja se propone recuperar usuarios para su centro de día geriátrico, cuya ocupación ha caído a la mitad por el miedo de los mayores y sus familias al contagio de covid

Las personas mayores disponen de transporte gratuito para acudir al centro de día, donde realizan diferentes actividades de ocio y estimulación cognitiva. - Foto: Luis López Araico

Son las cuatro y media de la tarde y Marina Ruiz, que el próximo mes de marzo cumplirá 92 años, mira atentamente unos papeles en una de las mesas del centro de día que Cruz Roja tiene en Carcedo de Burgos desde hace casi tres décadas. Se trata de unos folios con unos listados que tiene que poner en orden, un encargo que ella asume del mejor grado pues se trata de una mujer muy activa, simpática y con la cabeza estupendamente amueblada. «Yo aquí me lo paso muy bien y estoy más animada que cuando estaba en casa porque después de la pandemia me costaba salir y no sabía ni si era de día o de noche», cuenta, emocionada, cuando sabe que lo hace para Diario de Burgos, el periódico que ella ayudaba a repartir a su madre cuando era una niña: «Me acuerdo como si fuera hoy mismo. Íbamos a por ellos a la calle Vitoria y los entregábamos por los domicilios del centro: era un reparto muy bueno».

Es parlanchina, Marina, y muy activa. Ha recuperado la alegría que, como a tantas otras personas mayores, se le escapó durante el confinamiento, y las actividades que hace desde por la mañana hasta por la tarde -siempre en función de sus gustos, sus preferencias y su historia- le ayudan a mantenerse en forma. «Trabajamos con un plan personalizado de intervención en el que tenemos en cuenta cuáles son las características de cada persona, son ellas las que nos dan las pistas de lo que les gusta y les interesa», explica la directora del centro, Tamara Porras. 

Cruz Roja se ha propuesto volver a completar las 24 plazas de las que consta su centro de día, uno de los primeros establecimientos sociosanitarios que empezaron a dar este tipo de servicio en la provincia, allá por 1995.  La pandemia y el posterior y entendible miedo que se apoderó de los mayores y sus familias a posibles contagios y complicaciones de salud por la covid han hecho que la ocupación caiga a la mitad, explican desde la entidad. Y para remontar esta situación se ha iniciado una campaña en redes sociales en la que recuerdan los servicios que se  ofrecen: horario desde la mañana hasta la tarde, comida y merienda, transporte adaptado personalizado (que es gratuito y no está incluido en el precio total, que va en función del grado de dependencia que la Gerencia de Servicios Sociales reconoce a cada persona), talleres, juegos, actividades de estimulación cognitiva, cuidados de enfermería y de fisioterapia y atención personalizada por parte de técnicas de cuidado de enfermería. El centro, además, está muy implicado con el pueblo y viceversa, por lo que los usuarios participan siempre que es posible en las actividades que ofrece Carcedo.

Tamara Porras (en el centro) junto a un grupo de los profesionales de la plantilla.Tamara Porras (en el centro) junto a un grupo de los profesionales de la plantilla. - Foto: Luis López Araico

De momento, y como en el resto de los ámbitos sociosanitarios, se mantienen allí las medidas contra la covid como la mascarilla y el uso de gel hidroalcohólico, además de una cierta distancia de seguridad, como puede comprobarse en las imágenes. «Hemos tenido un índice muy bajo de enfermedad -asegura la directora- tan solo dos personas se infectaron y enseguida se  activó el protocolo de manera que no contagiaron a nadie». 

Son las cinco de la tarde y Juanma Villafruela, animador sociocultural, está en el centro de un círculo formado por varias señoras y un señor a quienes lanza pelotas de goma: primero una, luego otra, más tarde las dos a la vez... La cosa enseguida se pone algo más complicada porque les pide que intenten coger las bolas con los ojos cerrados... El grupo participa activamente, se ríe, comenta sobre las habilidades de cada quién, que, por cierto, son asombrosas para la edad que tienen (el más joven ya ha cumplido de largo los 70).

El centro de día -amplio, luminoso, decorado con mimo- cuenta con la certificación vinculada de la Junta de Castilla y León y está pensado para aquellas personas que son completamente autónomas o que precisan tan solo de una pequeña ayuda para desarrollar las labores de la vida diaria  ('válidas' en el lenguaje administrativo, que las opone a 'asistidas') y, sobre todo, que deseen pasar las jornadas en compañía.