Un invierno cálido que da paso a una primavera húmeda

L.M.
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Burgos cierra la estación más fría con una temperatura promedio 0,5 grados superior a lo habitual. Arranca ahora la época fuerte de lluvias

El paraguas ha sido imprescindible numerosos días este invierno. - Foto: Alberto Rodrigo

Ha hecho frío, porque el invierno burgalés es duro, pero también es cierto que lo ha hecho con una intensidad menor que antaño. La estación más gélida del año es ya pasado desde ayer a las 21:42 horas, cuando entró de forma oficial la primavera. El balance que hace la delegación de Castilla y León de la Agencia Estatal de Meteorología de los últimos 88 días es el de un periodo más cálido de lo habitual. 

De media el mercurio ha subido hasta los 4,5 grados en la estación del aeropuerto de Burgos-Villafría, 0,5 más que los registros que tiene el organismo público de los últimos cursos. De cara a la primavera recién estrenada, la Aemet pronostica que la tendencia al alza de las temperaturas continuará, aunque también las precipitaciones. Tras un otoño extremadamente seco, que puso en jaque muchos embalses -incluidos los dos burgaleses- la lluvia ha sido un 7% superior al promedio de los inviernos entre 1991 y 2020.

En total han caído 150 litros por metro cuadrado, una decena más que lo habitual. La nieve ha tenido parte de culpa, especialmente a mediados de enero, aunque también varias borrascas que han dejado cuantiosos registros en los pluviómetros. Por meses, diciembre cerró como muy cálido en la provincia. Es más, en puntos concretos como Las Merindades, la Sierra de la Demanda o la zona de Las Loras, la Aemet reconoce que el mes fue extremadamente cálido. La temperatura media mensual, 7,2 grados, es la más alta desde 1943. En relación a las precipitaciones, fue muy húmedo en el sur de la provincia, húmedo en el centro, normal en el norte y seco en la parte norte del Condado de Treviño y en Valle de Losa.

Enero fue 'normal' en cuanto a las temperaturas y húmedo, especialmente en el norte del territorio burgalés. Febrero, por su parte, se catalogó como frío a nivel general, mientras que las lluvias brillaron por su ausencia. Fueron deficitarias, sobre todo en el entorno de la capital, aunque similares a otros años en el entorno de la Sierra de la Demanda.

Tónica general. Burgos no ha sido un caso aislado en cuanto a las temperaturas. En el conjunto de Castilla y León el invierno ha cerrado con la etiqueta de cálido y húmedo. El mercurio se ha elevado 0,7 décimas más de lo habitual hasta los 4,9 grados. En cuanto a las precipitaciones, estas han sido un 7% -igual que en Burgos- superiores al promedio 1991-2020. En total la Aemet ha registrado 107 litros por metro cuadrado.

46 días amanecieron con heladas frente a los 51 habituales, mientras que en únicamente 6 nevó. Nada que ver con registros cosechados años atrás.