«Nunca me han dado un ultimátum»

CARMELO PALACIOS
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Diego Epifanio 'Epi', entrenador del San Pablo Burgos, analiza el pasado, el presente y el futuro del equipo, que vive un momento dulce en la ACB tras sumar 4 victorias en los últimos 5 partidos, y tras haber cambiado a buena parte de la plantilla

«Nunca me han dado un ultimátum» - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Es el héroe del ascenso y el de la permanencia, pero el deporte apenas tiene memoria. A la figura del entrenador de poco le sirven los éxitos pasados. Vive del presente, se alimenta de la victoria. Diego Epifanio está viviendo su cuarta temporada en el banquillo del San Pablo y esa experiencia le permite ver todo con más perspectiva. Es prudente en sus afirmaciones, pero no se muerde la lengua. Hace balance de lo que va de temporada, analiza los momentos difíciles y habla de las expectativas de su equipo.

 

A principios de octubre, ¿hubiera firmado estar undécimo con 10 victorias a estas alturas?

Nuestro objetivo es ganar el máximo número de partidos posibles y ser mejor equipo que el año pasado. A estas alturas, llevábamos seis victorias el curso anterior y ahora tenemos 10 pese a tener que reconvertir la idea inicial por las salidas y llegadas. Hemos sabido sobrevivir a los percances de la temporada.

¿Se acuerda mucho de las derrotas contra el Estudiantes o el Manresa y el Zaragoza en casa?

Este deporte es así.  A veces es un injusto que se valore la labor de un equipo por si entra o no una canasta. No solo vale con el trabajo que tú haces, sino que depende del rival y sus características. Creo que al principio nos faltó un poco de acierto en tiro de tres y Benite nos ha ayudado. Lo importante es que ahora estamos en un buen momento. Desde la llegada de Lima y Benite, solo hemos perdido contra el Barça teniendo a toda la plantilla disponible.

 

¿Siente más presión esta campaña que la anterior?

Sí, claro. Las expectativas son altas por el esfuerzo del club en la configuración de la plantilla y porque queremos seguir creciendo. Cada año nos hemos metido más presión de la que necesitábamos. Desde que salimos con lo puesto en LEB hasta hoy. Aguantamos bien la presión tanto el club como los jugadores, el cuerpo técnico y la afición.

Aunque sé que usted es muy correcto en todas sus declaraciones, ¿no le gustaría mandarles un recado a todos aquellos que pidieron su cabeza al principio de año?

No, para nada. A mí me preocupa mi vestuario y la estabilidad del club. Soy de Burgos y quiero que se mantenga durante muchos años en la élite. A mi familia y amigos les duele más que a mí. Yo entiendo que esto es un trabajo, intento dar el máximo y tomo las decisiones que creo que son mejor para mi equipo. Entiendo que no a todo el mundo le guste, pero te digo que hay más gente que apoya de la que critica y quiero agradecer a todos los que nos dan ese apoyo incondicional en las buenas y en las malas.

¿Pero no le da rabia tanta crítica gratuita?

Creo que es bueno que en las redes sociales y en los bares se hable de baloncesto cuando hace tres años ningún bar del centro lo ponía en la tele. Esa presión que tenemos es buena. El entrenador es el que más opiniones sufre y no busco revancha porque pidan mi cabeza. Cuando sacas pecho se te puede volver en contra. Lo acepto como una parte más de mi trabajo y del show.

Casi la pierde, la cabeza digo, si no vence al Gipuzkoa Basket, ¿sintió que se iba si no ganaba?

(Silencio) Lo que decida el club no depende de mí. Me gusta evadirme mucho, pero al final siempre te llega un runrún. Una de las máximas del deporte profesional es ganar y esa semana fue muy tensa por parte de todos. Entiendo que el club tiene que seguir creciendo a base de estabilidad y eso se consigue con victorias.

¿Le llamó el presidente para transmitirle su confianza o darle un ultimátum?

No. Con Félix tengo una relación fluida y hablamos sin problemas. A día de hoy, nunca me han dado un ultimátum.

Enero fue difícil para el San Pablo por la marcha de su referente, ¿cómo se entera del adiós de Deon Thompson?

Deon era nuestro mejor jugador y fue un palo. Aún así, el equipo demostró carácter en Andorra y Valencia, pero perder al referente afecta mucho a un vestuario. Recuerdo que Albano me llamó el día antes del encuentro, me dijo que Thompson tenía una oferta y que se marchaba. Pese a ser seguro su adiós, Deon quiso ayudar contra el Barça. Ha sido de los mejores profesionales que ha pasado por esta ciudad.

En verano ya sabía que tenía una cláusula de salida y, aun así, se le renovó...

Sí, es importante mantener una base sólida de la plantilla  porque así evitas el período de adaptación. Era arriesgado, pero creo que nos ayudó y no me arrepiento.

Su salida fue muy diferente a la de Slava Kravtsov, ‘cortado’ en noviembre y saliendo por la puerta de atrás. ¿Por qué no triunfo el ucraniano?

Slava necesitaba que el equipo estuviera mejor cimentado. No se sintió a gusto por el estilo y no supo gestionar esa presión de ser uno de los líderes. Además, le penalizó no ser muy expresivo después de que hubiera pasado por aquí un jugador como Sebas. Fue buen profesional al que no le salieron bien las cosas.

¿Puede decir lo mismo de Dino Radoncic?

Son casos distintos. Es un jugador joven que ha ganado todo sin tener la presión de ser importante. La relación con Dino no fue fácil porque los dos tenemos carácter. Yo entiendo la convivencia de una manera y, mientras yo sea el jefe del vestuario, las cosas se harán como yo considero que es mejor. Los jóvenes tienen que aprender y él no entendió lo que queríamos de él. Jugó 15 minutos de media, pero le pareció poco.

¿Le ve triunfando?

Tiene condiciones y ganas, pero hay que ser paciente. Alguien se equivocó metiéndole más presión de la que necesitaba. A los jugadores jóvenes hay que exigirles, pero también cuidarles. Le expusieron mucho.

Y el desfile de jugadores continuó porque Jaramaz salió cedido justo la semana después de que usted dijera que le gustaría que sus hijos se parecieran a él...

(Ríe) Es así. Ha demostrado que es un gran profesional y un gran chico. Tiene grandes condiciones, pero también cosas que mejorar, como el porcentaje de tiro de tres o la toma de decisiones en el pase.

¿Le pidió cambiar de puesto?

En diciembre, se satura, nos dice que no se siente a gusto y que quiere jugar de ‘2’. Él no era un base. Su agente nos dijo que era un ‘2’, pero consideramos que podía marcar la diferencia al ‘1’. De hecho, pienso que puede ser un gran director de juego en el futuro. La solución era poner a Álex López en ese puesto.

¿Cómo se lo toma López?

Hablé con él en verano. Ya defendió a otros bases la temporada pasada. No es una situación nueva para él, aunque hay que reconocer que ha tenido huevos porque no ha esquivado la responsabilidad.

Después de todo ese movimiento, ahora tiene un bloque sólido con Sutton como nueva figura. ¿Se esperaba que rindiera tan bien tan pronto?

Sabíamos de su energía y nos está ayudando mucho, pero su adaptación se debe también al buen trabajo del resto de jugadores. Los 11 son importantes en la plantilla.

 

El carácter que muestra en la pista también lo tiene fuera. No sé si sabrá que se hizo viral un vídeo de un tiempo muerto en el que le decía «Listen to me...»

(Suspira) Si a cada uno le meten una cámara en su trabajo... algún día saldría algo que choca. Discutimos por un lance del juego, pero eso es normal. Yo lo único que no tolero son las faltas de respeto. Es lo mínimo para una buena convivencia.

 

Si Sutton es un ‘peso pesado’ del San Pablo, Goran Huskic también se ha ganado ese estatus con una campaña sensacional, ¿pensaba que podía dar tanto?

Ahora podemos preguntar a esos que en la jornada 12 del año pasado decían que no estaba capacitado para jugar en la ACB. He discutido mucho con él, pero le quiero mucho porque siempre ha sido honesto conmigo. Cuando tú destacas en algo no es casualidad, ha tenido que trabajar mucho. Es una de las claves para nuestro juego sin balón y se ha ganado la renovación. Aunque no es el único que está haciendo una buena labor. López, Barrera, Vega...

 

¿Ya le ha hecho la lista al presidente de los que quiere para el próximo curso?

(Sonríe) No, yo no hago listas. Ahora solo me centro en la temporada.

¿Para cuándo su renovación?

La mía no es importante. Lo digo de corazón.

¿Pero se ve mucho tiempo en el San Pablo?

Lo único que pienso ahora es en salvarnos, pero... ¿si me gustaría seguir? ¡Cómo no me va a gustar estar en mi casa! Desde el primer día que llegaron a la élite, he estado aquí y he trabajado mucho. Tengo la suerte de entrenar al equipo de mi ciudad, donde vive mi familia.

¿No le parece un exceso de prudencia hablar de la permanencia?

Lo más importante para buscar la estabilidad es estar en la ACB. Debe ser el primer objetivo de todos los clubes. Mira Gran Canaria este curso o el año pasado Bilbao, que jugó la Eurocupy descendió.

Del play off no habla...

Yo soy más ambicioso que nadie, pero nuestro objetivo debe ser ganar el mayor número de partidos y luego valorar. Exponer al grupo a demasiada presión no es bueno.

Al final, lo más probable es que se juegue en Europa, ¿se ve viajando y jugando dos veces por semana?

Este proyecto debe ser humilde para ser ambicioso. A todo el mundo le hace ilusión tener dos partidos en casa y los jugadores lo disfrutan mucho. Eso es bueno para crecer, pero hay que está preparado.

¿El San Pablo lo está?

Se está trabajando para estar preparado para cada reto que le viene. Vamos progresando, pero no hay que volverse locos. Si jugamos en Europa, la exigencia a la plantilla va a ser mayor y al club también.

¿De dónde va a sacar la pasta el presidente?

(Ríe) Eso no depende de mí. Harto tengo con ganar partidos.