Un Alfoz de Lara bien vigilado

B.A.
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Los últimos trabajos en Pinilla de los Barruecos describen cómo era la torre de control que se alzaba sobre una peña y hallan un depósito del Bronce Antiguo, de los que existen muy pocos

Uno de los hallazgos en las excavaciones veraniegas.

El Alfoz de Lara era, a finales del siglo XI, el más antiguo y extenso de los alfoces de Castilla, y para su control y vigilancia disponía en todo su territorio de una extensa red de fortalezas de vigía. El castillo que existía en Peñacastillo, en Pinilla de los Barruecos, ha sido objeto recientemente de un estudio que le califica como imprescindible para entender el entramado de este tipo de estructuras repartidas por todo el alfoz y ponerlas en relación con otros. Estos trabajos de campo e investigación también otorgan a la pequeña fortaleza existente sobre este conglomerado de rocas el control del paso en viejos caminos romanos, medievales y vías pecuarias en los confines de este alfoz, cuyo centro de poder se encontraba en Lara de los Infantes. 

El castillo que existía en Pinilla mantenía contacto visual y se relacionaba funcionalmente con otras fortalezas en pie -como el castillo de Castrovido-, u otras desaparecidas de la misma naturaleza, como la que había en Hacinas. «Todas ellas conformaban una tupida red, hasta ahora poco estudiada desde el punto de vista arqueológico», comentan desde Cronos Arqueología y Patrimonio, empresa que ha desarrollado los trabajos bajo la dirección científica y técnica de Carmen Alonso. 

A estas conclusiones se llegan tras completar la segunda campaña de excavaciones en el entorno de Peñacastillo, en la que un nuevo sondeo arqueológico permitió al equipo documentar que las estructuras edificadas se acomodaban a los pequeños rellanos de la risquera, también en la cara norte y más expuesta, ya que el espacio edificado era en origen muy pequeño, estimado en 225 metros cuadrados  en la plataforma superior donde 'volaban' las estructuras edificadas. «La edificación tuvo poca vigencia, pues su arruinamiento sobrevino poco tiempo después, hecho que relacionamos con las desavenencias de la nobleza local con el monasterio de Silos, que terminó con la destrucción del castillo hacia 1230», especifican.   

Los últimos trabajos en este espacio también les han permitido comprobar que se aportaron grandes cantidades de tierras a finales del siglo XII o comienzos del XIII para generar terrazas artificiales que luego se edificaron. Y en esos paquetes de tierras y escombros ha aparecido un interesante repertorio cerámico plenomedieval, que aporta una información de valor sobre la cerámica serrana, donde las intervenciones son muy escasas. Una de las sorpresas de la campaña fue la recuperación de una olla completa dada la vuelta con los restos del almuerzo de un operario que participó en las tareas de gran acarreo de tierras. 

Referencia. Otro de los hallazgos durante las campañas de excavación en este yacimiento, considerado «modesto, pero no por ello menos interesante en su dimensión científica» es el de un depósito de la Edad de Bronce, perteneciente a su fase más antigua y datado a comienzos del 2.000 antes de Cristo. «Se cuentan con los dedos de las manos los que existen de este tipo en la región. Que tenga una ocupación de Bronce Antiguo al aire libre le sitúa como un punto de referencia a nivel de investigación en relación a otras estaciones que se encuentran en Burgos o Soria, mayoritariamente en cuevas. Su localización en un área serrana le dota de mayor interés, porque se realizan pocos estudios sistemáticos de este horizonte cultural, y en general en la Prehistoria en el conjunto de la Demanda-Pinares», dicen. Cuando hablamos de este depósito hacemos referencia  al resultado de la acción de depositar, en este caso escombros resultantes de una limpieza. 

En la primera campaña, que fue durante el verano de 2020, se llevó a cabo un primer acercamiento a este yacimiento, del que apenas había información previa. Se mapeó, se delimitaron las improntas rupestres del recinto fortificado y se realizaron tres sondeos arqueológicos, entre otras. «Resultó interesante la lectura de las improntas en los paneles rocosos que, en forma de mechinales, sustentaron el conjunto de estructuras lígneas de las fábricas de este lugar fortificado», afirman desde Cronos. 

La financiación de ambas campañas ha corrido a cargo del Ayuntamiento de Pinilla de los Barruecos, con apoyo económico de la Diputación. Una vez estudiado el espacio, la idea es ponerlo en valor, como ya ha sucedido con los altares célticos de Gete, barrio de este municipio.