¡Qué tiempos aquellos en los que las rebajas se reducían a un intento de aminorar el impacto de la cuesta de enero! Ahora hay rebajas a todas horas. Y no digamos si esas rebajas son las llamadas fiscales. Entonces, uno se pierde. Y no sabe si baja el IRPF en cualquiera de sus tramos, si le quitan a los ricos para distribuir entre los menesterosos o si se lo ventilan a estos para que ganen más (o paguen menos) los adinerados. Creo que convendría que todas las administraciones (al unísono, de común acuerdo, ju,ju,ju) editaran una guía para circular por el laberinto impositivo. Sería un éxito editorial…si es que se encuentran autores "independientes" para afrontar semejante desafío. El caso es que el personal anda cada vez más confuso y mareado. Y las noticias que llegan a diario no hacen sino contribuir a aumentar tales sensaciones. Y en este batiburrillo fiscal-impositivo cada comunidad autónoma hace la guerra por su cuenta y tira por donde le parece, le guste o no al Gobierno central o al partido de cada cual. Todo son novedades positivas. Como pagaremos menos impuestos, tendremos más dinero en el bolsillo, gastaremos más, aumentará el consumo y todos felices y a comer perdices, que hay que reactivar la hostelería y darnos un gustazo gastronómico. Sin embargo, lo que nadie dice es cómo se va a cuadrar el círculo. Es decir, si vamos a soltar menos euros y, a la vez, exigimos al Estado (a todo él) mejor Sanidad, mejor Educación, mejores servicios sociales, más carreteras, más ayudas, más subvenciones, más atenciones de todo tipo, ¿quién las va a pagar?, ¿cómo hacerles frente?, ¿con qué dineros? Ah, ya sé: emitiendo deuda para salvar la distancia entre ingresos y gastos. Pero entonces la oposición y los expertos ortodoxos dirán que España va a la bancarrota, que Europa nos frenará. Por cierto, ¿qué pensarán en Bruselas, que va a soltarnos 140.000 millones, cuando vean que aquí andamos a ver quién paga menos y a ver quien, en esta subasta impositiva, se escaquea más?, ¿lo entenderán?, ¿sí? Pues, que me lo expliquen. Quizás sea un milagro de esos a los que ya no estamos acostumbrados.