Advierten en Aranda de un abusador sexual libre con 2 condenas

I.M.L. / Aranda
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«Estamos seguros de que, si los jueces no toman cartas en el asunto, volverá a abusar de otra niña», se lamenta el padre de una víctima, ya que la última sentencia no le considera reincidente y aún no está en prisión

Los últimos hechos condenados se produjeron en una vivienda de esta barriada de la capital ribereña. - Foto: I.M.L.

A pesar de que los jueces de la Audiencia Provincial hayan fallado a su favor, el padre de una niña que sufrió abusos sexuales por parte de un familiar todavía no puede dormir tranquilo. «Hay muchas noches que aún sueño con él, no quiero ni pensar en lo que ha pasado mi hija», confiesa José María, mientras recuerda que este individuo sigue en la calle a pesar de tener contra él otra sentencia condenatoria por otro delito contra la libertad sexual. 

La sentencia contra José Félix M.G., de 62 años, le impone una pena de dos años de prisión y ocho más de libertad vigilada, además de prohibirle acercarse a la menor durante tres años e inhabilitarle durante siete años para cualquier profesión o actividad que le lleve a estar en contacto con menores de edad. Los magistrados consideran probado que este individuo, estando en su casa de Aranda de Duero con la víctima, que por aquel entonces tenía 13 años, y su hermana, «se quedó con las menores en el salón, procediendo a pedirle a la víctima un beso, cuando la menor fue a dárselo en la mejilla, el acusado giró la cara y se lo dio en la boca, y le preguntó 'si le había gustado', para darle otro beso en la boca, intentando meterle la lengua».

El acusado mostró su conformidad con el relato de los hechos y las penas que se le pedían, ya que se rebajaron antes de la celebración del juicio de los cinco años de prisión que pedía la Fiscalía a los dos que al final le han impuesto en la sentencia, acogiéndose a la atenuante de reparación del daño, ya que había pagado previamente a la víctima 10.000 euros por los daños morales causados a la menor.

A pesar de que el acusado aceptase su condena, el padre de la víctima recuerda que sobre este individuo pesa otra condena con sentencia firme de septiembre de 2019, dictada por la Audiencia Provincial de Burgos, como autor de un delito de abuso sexual a dos años de prisión. Sin embargo, la reincidencia no ha sido tenido en cuenta como agravante a la hora de fijar la pena de privación de libertad. «La pena no es suficiente ya que por plazos legales, pese a que a efectos reales es una persona reincidente, a efectos legales al haberse cometido el delito contra mi hija antes de que saliese la primera sentencia por un abuso anterior a otra niña, el tribunal no le considera reincidente», explica José María este detalle legal que, de momento, hace que el acusado no vaya a entrar en prisión. De momento. 

En el propio juicio, tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular mostraron su oposición a que quedase en suspenso el cumplimiento de la pena de prisión, ante lo que el tribunal manifestó que tomaría una decisión en la fase de ejecución de sentencia. De momento, José Félix M.G. sigue en libertad, lo que despierta los temores del padre de su última víctima. «Tenemos un miedo constante a que vuelva a ocurrir, ya que sabemos de dos agresiones sexuales probadas a niñas y en este tipo de conductas, si no se aísla al agresor, está probado que el indice de reincidencia es altísimo», asegura José María, que hace una llamada de auxilio a los órganos judiciales.

«Estamos seguros de que, si los jueces no toman cartas en el asunto, desgraciadamente antes o después volverá a abusar sexualmente de otra niña, tal y como ha ocurrido con infinidad de pedófilos tanto en España como fuera de aquí», declara desde el dolor.

«Yo ya no puedo dar marcha atrás en el tiempo pero sí podemos y debemos hacer lo posible para que ningún otro niño, ningún otro hijo o hija pase por lo que pasó la nuestra», se lamenta este padre que confiesa que los hechos que sufrió su hija han supuesto «lo más duro que mi familia y yo hemos vivido». «Llegaron a poner incluso en duda el testimonio de mi hija... es muy doloroso, son muchos recuerdos familiares rotos y, por supuesto, el dolor que ha causado a mi hija en primer lugar, a mis padres, a mi hermana y a mi mujer», intenta explicar con palabras por lo que han pasado desde que sucedieron los hechos, a mediados de septiembre de 2019.

Se da la circunstancia, más delicada si cabe, que el agresor tiene vínculos familiares, aunque lejanos, con la víctima. «Antes toda la familia estábamos unida, tíos, primos y unos abuelos, 15 personas que nos juntábamos en cenas y comidas de navidad y otras fiestas, y desde que este individuo hizo lo que hizo, la familia se rompió completamente», relata las consecuencias que estos hechos han provocado en su entorno más cercano.