Las Hospitalarias levantarán un nuevo edificio con 60 plazas

F. TRESPADERNE
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Será en su centro asistencial de la calle Delicias. Demolerán los 2 bloques viejos que ocupan para construir un inmueble de cuatro plantas para personas mayores y con discapacidad intelectual. Invertirán 6 millones

Las Hospitalarias levantarán un nuevo edificio con 60 plazas - Foto: Luis López Araico

Las Hermanas Hospitalarias, con presencia en Burgos desde hace 103 años, reforzarán su compromiso con la ciudad con la próxima construcción de un nuevo edificio en su centro asistencial de la calle Delicias, con el propósito de dar respuesta a toda la demanda que tienen y mejorar los servicios que prestan. La inversión prevista ronda los 6 millones.  «La congregación apostó hace años de forma muy seria por Burgos, porque es un enclave estratégico en el noroeste de España y porque fue uno de los primeros centros del país», dijo Javier Arellano, el director gerente de este centro asistencial, en el que se atiende a 77 personas mayores y a otras 23 personas con discapacidad intelectual.

El nuevo edificio, que previsiblemente se empezará a construir en septiembre, se levantará en el solar resultante de la demolición de los dos edificios viejos que se están ocupando ahora y que comparten finca con otro más moderno dedicado a la atención de personas mayores, que se inauguró en 2017.

Este inmueble de nueva construcción tendrá 60 plazas, estando previsto destinar la primera planta a servicios generales (cocina, administración o gimnasio), una para personas con discapacidad intelectual y otras dos para las denominadas ‘unidades de convivencia’ de personas mayores, «todas individuales porque la sociedad va hacia ahí», indicó Arellano, recordando que «las entidades religiosas revierten todo en la sociedad y con ello crean empleo, riqueza en la ciudad, mejores servicios sociales y estabilidad».

 En este sentido, indicó que «las necesidades de atención actuales requieren de más y mejores espacios, además de una atención más personalizada, que es el salto que queremos dar con este nuevo centro». Arellano señaló que no concibe una atención a las personas con discapacidad y mayores «si no está personalizada y orientada a los deseos y necesidades de la persona». Para dar ese salto en la atención, que ya han logrado en el inmueble inaugurado en 2017, la orden ha considerado que la mejor opción es derribar los inmuebles más antiguos y levantar uno nuevo.

«La complejidad de este proyecto es máxima porque estamos hablando demoler el edificio principal, donde están los servicios generales (cocina, gimnasio y salón), y mantener en funcionamiento dos actividades diferenciadas, la atención a personas con discapacidad gravemente afectadas y a mayores dependientes con lo que tenemos que crear dos estancias diferenciadas para mantener la actividad durante los más de dos años que duren la obras», apuntó Arellano.

Una estructura modular, que se instalará en el recinto de la calle Delicias, permitirá mantener los servicios de cocina, gimnasio, salón de actos y capilla, además de una zona administrativa, que es lo que se pierde al derribar el viejo edificio. Los trabajos para colocar esos módulos ya han comenzado y si todo discurre como está planificado, en junio ya estará terminada esa estructura, con el fin de comenzar la demolición de 3.600 metros cuadrados construidos (es la superficie de los dos edificios) en el mes de septiembre.

traslado al divino valles. Mientras se ejecutan las obras del nuevo centro y previsiblemente desde el mes de agosto, las Hermanas Hospitalarias ocuparán la octava planta del Divino Valles, instalaciones que han sido cedidas, por un período de 30 meses prorrogables hasta cuatro años y de forma gratuita, por la Diputación provincial, propietaria del inmueble, aunque el uso está cedido a la Junta.

«Por el tipo de atención que necesitamos prestar  ninguno de los edificios que visitamos cumplía las expectativas, ni el Divino Valles, pero sí se adapta a la gran mayoría y además dispone de espacios grandes», puntualiza Arellano, quien valora en unos 100.000 euros la inversión que tendrá que realizar la orden religiosa para acondicionar esa planta, vacía desde el año 2012, a las necesidades que requiere la atención a las personas discapacitadas, que será las que se trasladen hasta el viejo hospital provincial.

La comunidad religiosa ocupará una de las dos alas de esa octava planta y la otra se habilitará para atender a las personas con discapacidad intelectual, «lo que nos va a obligar a realizar una serie de mejoras importantes, en suelos, paredes, sistemas de evacuación y emergencia, renovar la instalación eléctrica adaptación de los baños y reforzar las medidas de seguridad», matiza el director gerente del centro asistencial. En principio está previsto trasladar a 23 personas con discapacidad intelectual, «y toda la dotación de personal, unas doce personas, y servicios que se requieren teniendo en cuenta que se pierden todas las sinergías que tenemos ahora en un mismo recinto», puntualiza Arrellano.