Del pino al vacío

P.C.P.
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El parque de aventura del Comunero de Revenga se desmorona, cerrado desde 2018. El deterioro de las instalaciones será irremediable si no se interviene ya y se busca nuevo gestor

Del pino al vacío - Foto: F2 Estudio Rebeca Ruiz

Tal peligro entraña que no se cuelan en el recinto ni los gamberros. La verja perimetral del área de recepción y el circuito infantil se encuentra agujereada por varias zonas pero no hay grafitis, ni tetrabricks ni otros indicios de que haya sido vandalizada o empleada como zona de botellón. En Revenga solo se puede echar la culpa al tiempo, al físico y al meteorológico.

De Pino a Pino abrió en 2008 con el despampanante título del parque de aventura forestal más grande de España, casi 7 hectáreas de superficie de juegos y 6 circuitos, graduados según la dificultad, los más complejos con tirolinas de hasta 170 metros. La empresa de la que heredó el nombre iba a explotarlo durante 15 años pero hace 3 veranos que no abre. Sí mantiene la información en la página web con la que gestiona otra instalación similar en Navacerrada (Madrid).

Tras un tira y afloja entre los concesionarios y el Comunero de Revenga, terreno que pertenece a los ayuntamientos de Quintanar de la Sierra, Regumiel y Canicosa, por unas inversiones que no eran factibles y por el apoyo de la Administración regional a otros parques similares en Castilla y León en detrimento del burgalés, la cuerda se rompió y las instalaciones no han vuelto a abrir.

El alcalde de Regumiel, que es desde hace unos meses también el capitulante del Comunero, considera «fundamental» que funcione para revitalizar el turismo en toda la comarca. «No hay que dejar pasar más tiempo», apunta José Luis Vázquez, que se ha propuesto reactivar todo el complejo. «Lo ideal es que una misma empresa se quedara con todo», apunta en referencia a la gestión del restaurante, el albergue, los bungalós y el parque de aventura. Aunque sabe que no será fácil conseguirlo, al menos quiere intentarlo de cara a la próxima temporada, más ahora que el turismo de naturaleza y las actividades al aire libre se han revalorizado.

El tiempo corre en su contra, porque el deterioro resulta ya más que evidente. Pinos tronchados, palos rotos, cuerdas cortadas o deshilachadas... se aprecian a simple vista en una instalación donde la seguridad es clave.