«He visto auténticas atrocidades en Ucrania»

F.L.D.
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Juan, un legionario español, ha pasado un año en varios frentes de la guerra contra Rusia y es un héroe para el país invadido. «Esto no se arregla con diplomacia. De alguna forma hay que pararlo», contó ayer en el colegio Blanca de Castilla

Juan, legionario español, durante su conferencia en el colegio Blanca de Castilla - Foto: Patricia

No nació en Ucrania, pero él siente que la lucha de este pueblo contra el invasor ruso también es la suya. Tanto, que es considerado un héroe nacional. Su foto ha sido distribuida por todas las televisiones y a buen seguro el ejército de Putin lo tiene como uno de sus objetivos. Por eso, Juan no puede decir su apellido. Ha vuelto a España, a su casa. Pero no tiene un domicilio fijo. Y si lo tuviera, tampoco lo diría.

Se mueve por toda la geografía mientras se recupera de las heridas sufridas en el conflicto, a la espera de si puede volver. Ayer estuvo en Burgos, en el colegio Blanca de Castilla, donde compartió su experiencia. 

Lo hizo sin perder la sonrisa, con una tranquilidad que inquietaba. «Si no lo cuento así, me tengo que pegar un tiro. He visto auténticas atrocidades. Violaciones a niñas con sus padres muertos», narraba, ahora ya más serio. Lo que pasaba en la frontera, con personas mandando a sus hijos a caminar kilómetros hasta Polonia para ponerlos a salvo, también le revolvió el estómago. Fue eso, precisamente, lo que encendió la llama. «Supe que tenía que hacer algo. Que tenía que ayudar». 

 

Los rusos entran casa por casa, matan a la gente y violan a las niñas»  

Lo hizo como mejor supo. Combatiendo. Ingresó en el batallón de Kiev, con el que formó parte de los frentes de Irpin y Bucha. De ahí, pasó a otro en el territorio de Jersón. «Allí me hice conocido y el ejército ucraniano me pidió que durante 20 días instruyera a militares, porque allí no son profesionales», cuenta. 

Pensó que cuando acabara aquella fase formativa, que llevó a cabo en la ciudad natal del presidente Zelenski, Krivói Rog, iba a volver al frente. Pero no fue así. Le ofrecieron formar parte del ejército de Ucrania y se convirtió en el primer extranjero. «Estuve encantado. El salario eran 400 euros, pero yo no estaba allí por dinero. De hecho, los seis primeros meses luché gratis. Ahora soy teniente», explica. 

Las tropas invadidas fueron recuperando terreno y él fue testigo directo en Jersón. Lamentablemente, fue alcanzado por la artillería en una pierna. «Tuve muchísima suerte de seguir vivo. De hecho, el hospital le dijo a mi cuartel que no podía durar más de dos semanas», recuerda. Ya por entonces era toda una institución en el ejército ucraniano, de ahí que ante la posibilidad de que fuera una baja encargaron una fotografía grande para rendirle homenaje como caído en la batalla. Pero, contra todo pronóstico, sobrevivió. 

Me hirieron en Jersón y me dijeron que moriría. Tuve muchísima suerte y casi pierdo una pierna»

Su historia llegó a oídos de Zelenski, que le visitó en el hospital y le prometió otorgarle un reconocimiento a su compromiso con el país. Esa entrevista con el presidente le puso en el objetivo de Rusia, lo que obligó a dejar su recuperación a medias. «Volví a mi cuartel sin medicación y sin rehabilitación. Así que, ya que estaba allí, fui otra vez al frente».

Estuvo en Zaporiyia, donde está la central nuclear más grande de Europa, ahora bajo el control ruso. Luego llegaron las medallas, la orden concedida por Volodímir Zelenski. Y la hora de volver a casa. El presidente le dijo que era lo mejor. Y así lo hizo con pesar. No tiene la clave para resolver el conflicto. No es político, recuerda. Pero sí cree, por lo que ha visto, que no será con diplomacia. «O esto se para, o van a morir millones de personas». 

Esto no se arregla con diplomacia. De alguna forma hay que pararlo porque pueden morir millones de personas»