Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Penoso

22/02/2022

Si había alguna esperanza de acuerdo entre PP y PSOE para la formación del nuevo Gobierno regional, todo se fue al garete a los 15 minutos de iniciada la entrevista (¿o fueron dos monólogos enfrentados?) entre Mañueco y Tudanca. Nunca sabremos exactamente lo que sucedió para que lo que iba a ser una reunión de altura se trasformara en un esperpento de bajura. Aquí, como en otros muchos campos, se libra la batalla del relato. No importa tanto qué ocurrió, sino cómo se cuenta. Y cada cual lo ha narrado a su modo. Tudanca asegura que la ruptura ¿definitiva? llegó porque él lanzó esta frase: "Una de las cosas que nos diferencian es la corrupción". A lo que Mañueco habría respondido: "Te dije que si hablabas de corrupción, nos levantábamos de la mesa". Y los del PP, encabezados por Mañueco, se levantaron y colorín, colorado, esta cita se ha acabado. Pocas explicaciones, pero muchas preguntas: ¿se merece Castilla y León que dos de sus máximos dirigentes rompan una conversación sobre el futuro gobierno por esa sola palabra?, ¿es verdad que habían pactado (o lo que fuera) no hablar de corrupción?, ¿no cabía obviar, o aparcar, el vocablo de marras para proseguir las negociaciones teniendo en cuenta lo que se jugaba en la reunión?, ¿estaba ya todo decidido y lo de la corrupción fue una simple excusa para dinamitar los escasos puente que había? En cualquier caso, el espectáculo ha sido deplorable, indigno. Está sobre el tapete la formación del Ejecutivo que tiene que regir los destinos de esta tierra en los próximos cuatro años y resulta que la reunión dura un cuarto de hora y los dos protagonistas salen echando pestes del rival, aunque sin aclarar nada. Tan solo sabemos ya que el pacto con el PSOE es imposible y que, por tanto, todo apunta a un acuerdo PP-Vox por mucho que Mañueco insista en reclamar un gobierno en solitario y que parezca rechazar algunas de las exigencias de los de Abascal. Mañana despejaremos algunas dudas, si bien sospecho que Mañueco no se levantara de la mesa si García-Gallardo pronuncia la palabra maldita. Se espera una charla distinta. La de ayer fue penosa.