Celia Martín Marcos

Aguas Abajo

Celia Martín Marcos


Palabras

25/02/2023

Fue la semana pasada cuando Castilla y León comunicó que se desarrollará un proyecto en los próximos meses para abrir una serie de hospitales de día en Salamanca, Valladolid y Burgos. Mañueco explicaba que se trata de «una apuesta clara» en materia de salud mental, pues este es «uno de los grandes retos del siglo XXI». Además, especificaba durante su intervención que se debe «seguir haciendo un esfuerzo» para aumentar el número de plazas de profesionales sanitarios en este sector. 

Coincido con el plan de acción que se impulsa, aunque habrá que analizar su ejecución y funcionamiento en los próximos meses. Sin embargo, leyendo estas declaraciones me doy cuenta de la importancia que tienen las palabras, así como los significados que transmiten. Para ello me remonto a hace unos años, cuando la cantautora Taylor Swift concedía una entrevista para CBS News en la que explicaba la influencia de los términos que ella había podido detectar a lo largo de su carrera, pues siempre ha sido analizada al pie de la letra cuando escribe canciones en busca de referencias a sus exparejas. «Hay un vocabulario distinto para hombres y mujeres en la industria de la música. […] Si un hombre hace algo, es estratégico. Si una mujer hace lo mismo, es calculador». 

Pensarán, ¿pero esto qué tendrá que ver? No mezclo churras con merinas. Todo esto está directamente relacionado. Se trata del poder de las palabras, las connotaciones que traen consigo y el efecto que tienen en una audiencia que escucha e interioriza. Entiendo las reglas de los discursos, pero no nos podemos referir a la salud mental como un «gran reto», como si se tratara de un programa de Jesús Calleja, sino como un problema social y político. Del mismo modo, mantener plazas de sanitarios no debería ser «un gran esfuerzo», casi como si costase y fastidiase hacerlo, sino una partida presupuestaria definida dentro de un programa político. Las palabras gobiernan, aglutinan a colectivos y acaparan titulares. No las subestimemos.