Reivindicaciones vecinales que caen en saco roto en Aranda

I.M.L. / Aranda
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Las asociaciones de los barrios de la capital ribereña se topan con un muro cada vez que acuden al Ayuntamiento a recordar las deficiencias que soportan muchos de los espacios públicos de la ciudad, algunas convertidas ya en problemas crónicos

Escasa lucha contra las pintadas. - Foto: Valdivielso

Poco o nada. Eso es lo que se ha hecho desde el Ayuntamiento arandino sobre las reivindicaciones vecinales que las asociaciones trasladan para mejorar los espacios públicos y los servicios que se prestan desde el ente municipal. Con el horizonte cercano de la próxima cita con las urnas, la confianza en que alguna de esas peticiones sea escuchada se desvanece, y eso que muchas de las reclamaciones se podrían solucionar sin apenas gasto ni largos trámites como la redacción de proyectos y su engorrosa tramitación.  

Más allá de grandes obras, los barrios arandinos coinciden en una reivindicación obvia, que salta a la vista: Se necesita mantenimiento en aceras, parques, calzadas,..., mayor limpieza y mejor cuidado de las zonas verdes. Si a eso se suma la plaga de pintadas que campan a sus anchas por fachadas y mobiliario público, las fuentes que o no funcionan o están continuamente tirando agua, las líneas viales de las que sólo queda el recuerdo o los bancos viejos y rotos, el panorama de tareas pendientes en ingente.

Y no es de ahora, porque muchas de estas quejas o peticiones acumulan años de antigüedad, Prueba de ello son las 23 peticiones que vuelven a hacer desde Santa Catalina, ya repetidas en anteriores misivas enviadas a los grupos municipales, a la que ahora suman una más: «Este año incorporamos a la lista, la demanda número 24: Adecuar la pradera existente entre El Molino y el Puente Conchuela, como playa fluvial», resalta el presidente de su asociación vecinal, Antonio Adeliño Vélez, que remarca que «Las pequeñas actuaciones, de huecos de baldosas, bancos deteriorados, papeleras rotas, contenedores fuera de uso, etc., se hacen a lo largo del año, en 2022 han sido 89 solicitudes telemáticas».

Enclaves arandinos donde no se ha realizado mejora alguna en años son muchos, pero los responsables de las asociaciones vecinales no cejan en su empeño de recordarlo. Ejemplos son la calle Santo Domingo en Allendeduero, con calzada y aceras destrozadas, o el paseo Picasso y la calle Benjamín Palencia en La Estación, levantados por las raíces y con baldosas rotas. En la zona de Ferial Bañuelos, más allá del arreglo de aceras en San Francisco, las necesidades se siguen acumulando, con uno de los dos parques infantiles poco menos que abandonado y marcas viajes en muchas calles desdibujadas por no repintarse. El Polígono Residencial no se queda atrás en necesidades, con el parque General Gutiérrez con la promesa de mejora que nunca se cumple, aceras en las que hace medio siglo que no se interviene o elementos como la fuente de la plaza Mediterráneo en completo estado de abandono.

En la zona centro, que como recuerda su presidenta vecinal Laly Saugar es «un poco el barrio de todos», el panorama no es mejor, con la preocupación del vandalismo y la infinidad de pintadas de las que no se salva casi ninguna superficie, o el parque El Barriles sin adecentar. «Tenemos ahí un lugar magnífico de naturaleza en pleno centro pero con bancos y papeleras destrozados, los arreglos ni están ni se les espera», lamenta.

A todas estas quejas se les suma en los últimos meses la falta de información que ofrece el Ayuntamiento. Cuestiones como la marcha de las obras de la avenida Castilla o la glorieta Rosales tienen en vilo a los residentes en Allendeduero mientras que la ciudadanía desconoce, de no ser por los medios de comunicación, el proyecto de los Jardines de don Diego ni sus plazos de ejecución inminente.