Hemos tenido que ser pacientes, pero ya está aquí. Aquellos que encuentran en estos días motivos de índole religioso o estético en el ambiente en el que se producen las celebraciones religiosas han tenido que esperar casi mil cien días desde que disfrutaron de su creencia o afición por última vez. Concretamente, desde la Semana Santa del año 2019. Creo que estos días son los más parecidos a la normalidad desde hace tiempo. Comprendo que muchos estén ansiosos por sumergirse en las experiencias que les proporcionan las celebraciones de estos días. Estamos rodeados de pueblos y ciudades en los que la Semana Santa forma parte de una realidad cultural de primer orden. Y no estoy hablando únicamente de las archiconocidas celebraciones andaluzas o castellanas que se llevan la fama. Todavía con menos trascendencia pero también son muchos los burgaleses que viven con intensidad estos días.

Tengo la impresión que cada vez son más y más jóvenes. A juzgar por el programa que se ha elaborado y los preparativos que todos hemos podido ver por nuestras calles estos días atrás. Es una buena noticia ya que, además de la expresión cultural que supone la Semana Santa, la actualización constante de las celebraciones y que las mismas tengan como escenario nuestros templos y calles significa una apuesta por valorar como se merece nuestro rico patrimonio. Esto es un síntoma claro de madurez y respeto de una sociedad. Y como premio estará Televisión Española retransmitiendo para todo el país. Pero no debemos olvidar que la Semana Santa también es uno de los momentos claves para la economía. Nos guste o no, nuestra sociedad vive y trabaja para poder moverse varias veces al año. Una de ellas es en Semana Santa lo que proporciona una inyección económica vital. Mucho más en tiempos de recuperación de la pandemia. Durante unos pocos días no nos importa que el precio de la gasolina esté desbocado. En Semana Santa nos podemos permitir el lujo de llenar el depósito. ¡Nunca mejor dicho lo del lujo! Pero no nos pongamos demasiado trascendentes que de eso ya se ocupan de forma desmedida los noticiarios. Sólo deseo que sean unos días que colmen las expectativas de esos millones de españoles que encuentran en Semana Santa un motivo para recargarse de energía sea esta del tipo que sea.