Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Abandonar la crispación

04/03/2022

Si el futuro presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, mantiene los compromisos expresados ante los dirigentes gallegos cuando ha confirmado su disposición a trasladarse a Madrid para revitalizarlo, la política española entrara en un periodo de amortiguación de la crispación que se ha vivido a lo largo de los últimos tres años con la forma de hacer oposición de Pablo Casado.  

El presidente gallego llegará a Madrid con el propósito de fortalecer y revitalizar su partido para tratar de ganar a Pedro Sánchez en las próximas elecciones generales. Pero no lo hará utilizando el insulto al jefe del Ejecutivo sino mediante una oposición "con sentido de Estado que diga no cuando hay que decir no y sí cuando toque decir sí". No hay porqué dudar de que así será la configuración de su alternativa, pero tendrá que ser fuerte para resistir presiones mediáticas y de su propio partido acostumbrados a elevar la tensión cuando los conservadores se encuentran en la oposición. Bienvenido sea el propósito de Feijóo, del que el tiempo dirá si ha logrado imponerlo.   

Feijóo se hará cargo de un partido en horas bajas por los enfrentamientos entre el presidente saliente, Pablo Casado, y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, con heridas abiertas que aún sangran y que tendrá que cauterizar, y con el partido de la ultraderecha al alza. Fijar su postura sobre ambos asuntos será su primera misión de la que ya ha dado alguna muestra por personas interpuestas. Quien presidirá el congreso de Sevilla, el eurodiputado, Esteban González Pons, no ejecutará la venganza contra sus presuntos espías, como pedía Ayuso, y ha calificado a Vox como a ella no le gusta. La intervención de la coordinadora del PP en el pleno sobre la guerra de Ucrania, Cuca Gamarra, en la que ha ofrecido cooperación leal al Gobierno, sin hacer mucha sangre sobre la división entre los socios por el envío de armas al ejército ucraniano ha sido una muestra de un partido comprometido en una política de Estado.    

Núñez Feijóo es 'el deseado'. Ya lo fue hace cuatro años y renunció a la liza con otros pesos pesados del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, -la favorita de Rajoy- y María Dolores de Cospedal, pero ahora no solo se siente en la obligación 'institucional y moral', sino que su elección será –si nada se tuerce- por aclamación como deseaba, para reconstruir el partido y sacar a España de la "situación límite" en la que se encuentra. Pero tendrá que tomar bien el pulso a su partido que se ha acostumbrado al populismo de Díaz Ayuso – la deseada por las bases más derechizadas- y al enfrentamiento constante con Pedro Sánchez. De cómo gestione su relación con la presidenta madrileña que no está por la labor de perder su parcela de poder actual y de cara al futuro, y de cómo logre imponer su visión moderada y centrada a la hora de la acción política dependerá el éxito de acotar el crecimiento de Vox y convertirse en una alternativa real.  

Porque lo que más puede perjudicar al PP es un nuevo periodo de indefinición ideológica, de bandazos estratégicos, de que el equipo del que se rodee sea tan inconsistente como el que organizó Pablo Casado. Feijóo tiene a su disposición la generación intermedia de dirigentes populares a la que arrumbó su predecesor, curtidos en labores de gobierno y también de oposición.