Las alarmas han saltado en la Universidad de Burgos: de un tiempo a esta parte, se han detectado fraudes en trabajos académicos. Y la preocupación va en alza. Estas estafas no se han dado por generación espontánea, sino porque había un propicio caldo de cultivo: el Plan Bolonia, la digitalización y la precaridad laboral, cóctel explosivo que ha hecho aflorar una serie de páginas webs que ofrecen sus servicios para hacer trabajos por encargo: desde TFG (Trabajo de Fin de Grado) a TFM (Trabajo de Fin de Máster) pasando por tesis doctorales, resúmenes, presentaciones de power point, ejercicios, prácticas, reseñas académicas, monografías, redacción de textos y hasta exámenes online... Este tipo de sitios web (Aprueba Todo, No Hagas Nada,Haz Mi Trabajo, entre otras) operan con total impunidad, y la preocupación cunde ya en el seno de la institución académica.

Uno de los principales problemas es la dificultad para erradicar esta trampa, este fraude. Mientras existen herramientas tecnológicas para detectar el plagio, que funcionan bastante bien, demostrar que un alumno ha recurrido a uno de estos servicios es complicado, por más que los profesores sepan a carta cabal que no es de tal alumno la autoría de determinado trabajo.Estamos, pues, ante un nuevo fenómeno. «Un fenómeno que es preocupante, y gravísimo», admite Ignacio Fernández de Mata, decano de Humanidades. «Nos enfrentamos a un problema de fraude mayor. El plagio es un problemón, porque el reglamento de evaluación es claro: la asignatura queda suspendida. El plagio es un delito, y en el ámbito intelectual atenta contra las bases de nuestro funcionamiento: la propiedad intelectual, el derecho de los creadores, etc. Los estudiantes tienen que aprender que esto tiene unas  consecuencias nefastas».

Pero esta nueva vía de las webs «es indetectable para un programa antiplagio, porque se supone que es un trabajo original aunque sea falso porque la persona que lo hace no es la que lo presenta. Por más que a los profesores nos cante mucho que un alumno que flojea presente un trabajo de calidad no podemos demostrar que no lo ha hecho. Hace tiempo que tenemos profundas sospechas, pero no podemos llevarlo ante un tribunal salvo que tuviéramos la constancia de un pago hecho y que figuren todos los datos, con nombre y apellidos. Pero sí nos confirma que este tipo de fraudes se están llevando a cabo. Y es un auténtico fraude de ley, porque además es falsificación de una prueba de evaluación en una administración pública. Esto pone en el mercado a personas que carecen de los conocimientos, porque han obtenido resultados beneficiosos haciendo trampas.Es decir, pura corrupción, porque el que empieza así, no para», subraya.

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