Cara noche de hotel para unos clientes antojadizos

I.M.L.
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Una pareja se hospedó en La Casona de La Vid y se llevó el albornoz, dos toallas y los carteles de prohibido fumar. Ahora tendrán que pagar una multa de 1.200 euros por este 'capricho'

Los ahora condenados por hurto pasaron un fin de semana en el hotel enológico de La Casona de La Vid. - Foto: Alberto Rodrigo

Una práctica habitual en otros tiempos era que los clientes de los hoteles se llevasen las toallas a su casa. Poder revivir el placer de envolverse en un albornoz de calidad una vez regresaban a su casa era algo a lo que no querían renunciar y, aunque el establecimiento los pusiese a su alcance previo pago, muchos se los llevaban en la maleta sin pasar por caja. Una costumbre que siempre ha sido un delito de hurto y que una reciente sentencia cuantifica en una multa económica mucho más elevada que la factura del hotel.

La Audiencia Provincial de Burgos ha condenado a un hombre y una mujer a pagar 600 euros cada uno de multa por sustraer varias piezas de toallas del hotel enológico de La Casona de La Vid, además de tener que pagar al establecimiento 125 euros por los objetos hurtados y los daños producidos en el mobiliario del hotel. Esta pareja se alojó en una de sus habitaciones el 21 y 22 de diciembre de 2020. Al día siguiente abandonaron la habitación y fue cuando el servicio de limpieza constató que «habían sustraído un albornoz de baño serigrafiado con el símbolo de dicho hotel, una toalla de baño y otra de tocador serigrafiadas con el símbolo del hotel y dos carteles informativos de prohibido fumar en la habitación». No contentos con todo ello, rayaron una mesilla.

Mientras que al hombre no se le pudo notificar la sentencia por estar en paradero desconocido, a la mujer sí le trasladaron la condena por los delitos de hurto y daños pero presentó una apelación proclamando su inocencia e indicando en su escrito que «los muebles que tienen ya estaban viejos y deteriorados, lo que dicen que falta no tenemos nada que ver y, además, yo no fumo».

Unos argumentos que no pudo repetir ante el juez porque no se presentó al juicio oral para defenderse. Quien sí acudió fue la parte demandante que manifestó que los demandados se habían llevado las dos toallas y el albornoz y que «provocaron un rayón en una de las mesillas, no eran deterioros por el uso sino daños cometidos de forma deliberada, rompieron una botella y, con el cristal roto, rayaron a conciencia la mesilla». Además, «no fue un uso normal de la habitación» porque encontraron colillas de tabaco en un vaso y un cigarrillo en la cama.

Al final, lo que podría haber sido una factura de algo más de 100 euros se multiplica por 12 porque los clientes se comportaron como auténticos cacos con antojo.

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