Tanto título universitario para tan poco trabajo

GUILLERMO ARCE
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Casi 6 de cada 10 titulados superiores en Burgos están sobrecualificados para los contratos en los que más empleo van a encontrar en la provincia. En su mayoría son mujeres de entre 30 y 45 años

El desajuste entre los estudios y el mercado laboral más próximo impulsa el fenómeno de la sobrecualificación. - Foto: Rosa Blanco

Uno de los males más extendidos y también más invisibles del mercado laboral burgalés es la sobrecualificación de los trabajadores, es decir, la abundancia de los que poseen un nivel educativo superior al requerido para el desempeño de la ocupación en la que han sido contratados. Este desequilibrio entre cualificación y empleo se da en todos los niveles formativos, pero es especialmente acusado en el más alto, el universitario, llegando al extremo de que al 67% de los contratados en las profesiones con más demanda en la provincia no les haría falta en realidad un título para el que han tenido que estudiar un mínimo de dos años.

La generalización de la sobrecualificación no solo confirma el desajuste entre la oferta y la demanda, entre la enseñanza y la empresa, sino también la creciente falta de oportunidades laborales y vitales atractivas en la provincia, lo que obliga a muchas personas cualificadas a conformarse con un trabajo menor a sus expectativas formativas si no quiere verse abocado a emigrar a otros destinos, lo que muchos terminan por hacer. 

El último Informe del Mercado de Trabajo Provincial 2022 del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE, recientemente publicado, detalla el mapa más aproximado de la cualificación de los trabajadores contratados en Burgos. El grupo mayoritario, el 45,47% de los casos, solo acredita estudios primarios o simplemente no tiene estudios; el 17,35% ha superado la Enseñanza Superior Obligatoria (ESO); el 9%, el Bachillerato (BACH); y el 8%, el grado medio o superior de Formación Profesional, respectivamente. En el 11% de los contratos, el firmante ha cursado estudios universitarios, entre los que se incluyen grados, doctorados y también másteres.

Ocupaciones elementales. Entre los que cuentan con educación superior, la sobrecualificación alcanza el 67% de los contratos en aquellas profesiones que más empleo generan, las ocupaciones elementales y las centradas en servicios de restauración, atención de personas, seguridad y vendedores de comercio. En estos ámbitos del sector servicios, más de 40 contratos por cada 100 firmados en Burgos correspondían a titulados superiores.

Según el Sepe, los mayores desajustes educativos se dan entre  camareros, vendedores de tiendas, cuidadores de niños en guarderías y centros educativos, asistentes a las personas en centros de salud... El 'exceso de formación' alcanza el 61,69% de los contratos realizados en estos empleos.

Hasta el 85% de sobrecualificación se llega a alcanzar en trabajos como los de peón de la industria manufacturera, personal de limpieza, ayudantes de cocina, peones del transporte y descargadores. 

En muchos de los empleos enumerados son mayoritarias las mujeres, con edades comprendidas entre 30 y 45 años. Los hombres sobrecualificados se localizan principalmente en la industria, la construcción, los instaladores y en el sector agrícola, ganadero y forestal.

Jóvenes. El Observatorio de la Emancipación, correspondiente al primer semestre de 2021 y presentado esta semana por el Consejo de la Juventud de Castilla y León, también llama la atención sobre este mal entre los jóvenes de entre 16 y 29 años. 

Este informe alerta de que «la probabilidad de ocupar un puesto de trabajo para el que se tenía sobrecualificación seguía siendo mayor en Castilla y León que en la mayoría de las comunidades autónomas», casi un 45% frente al 43% nacional. «Tanto la sobrecualificación como la temporalidad son indicadores de la precarización del empleo juvenil y son considerablemente elevados en la Comunidad. Esta fragilidad laboral -apuntan desde el Consejo de la Juventud- deteriora los procesos de transición a la vida adulta, pues la inestabilidad laboral frena los proyectos de la población joven».

Emigración. Un reciente estudio desarrollado por Analistas Financieros Internacionales (AFI) para la Fundación Caja de Burgos, estimaba que el porcentaje de sobrecualificados en Burgos en el 33,5%, es decir, uno de cada tres ocupados trabaja en posiciones profesionales por debajo de lo que correspondería por sus estudios (incluyendo todos los niveles de formación).

El 11% de los contratos que realizan cada año en Burgos es a titulados universitarios, un porcentaje muy por debajo de ese 44% de los contratos que se centran en trabajadores con estudios primarios y que ocupan puestos de escasa cualificación.

El estudio de AFI urge a tomar medidas que mejoren el encaje entre la oferta y la demanda de empleo, en este caso, entre la universidad y la empresa. En este sentido apuesta por fomentar el reciclaje de los trabajadores y mejorar las oportunidades laborales de aquellos que cuentan con formación educativa más alta que la que su puesto requiere.

Uno de los problemas de la sobrecualificación es la falta de expectativas laborales en el territorio, lo que alienta el abandono del capital humano formado por las universidades locales. El grueso de la emigración, apuntaba el informe AFI, se produce en los grupos jóvenes, sobre todo de aquellos entre los 20 y 29 años, coincidente con las edades de incorporación al mercado laboral.