Talento mirandés para profesionalizar el fútbol

ARSENIO BESGA
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Natalia González, natural de Miranda, se une al Real Avilés Industrial como directora general, tras ocupar ese cargo en el Guijuelo durante varios años. Su llegada a Asturias está motivada porque el club «quiere seguir creciendo» y ser «referente»

Natalia González, en el estadio del Real Avilés, el Román Suárez Puerta. - Foto: miGijon

Miranda exporta multitud de artículos, también algunos intangibles. Entre estos, se halla el talento. Así lo demuestra Natalia González, una mujer natural de la ciudad que con apenas 33 años ha tomado las riendas del Real Avilés Industrial. Desde hace unas semanas ejerce como directora general y, aunque se trata de una gran responsabilidad, sabe lidiar con ella. De hecho, ha cuajado una excelsa carrera en el mismo cargo, pero a unos cuantos kilómetros de Asturias: en Guijuelo.

El objetivo del Real Avilés con su incorporación pasa por «profesionalizar» el club, explica González. «Aquí necesitaban esa persona que estuviera en el día a día», relata. Según comenta, «el presidente es joven, pero tiene su empresa y emplea tiempo a ambas cosas, pero el control diario y esa profesionalización necesita alguien de confianza para él».

El efecto que pretenden generar con su fichaje es «seguir creciendo». A fin de cuentas, el Real Avilés tiene un proyecto «a largo plazo». «De aquí a cinco años quieren ser un club referente en la Primera RFEF, incluso, con opciones de ascender a Segunda División», subraya la directora general. Desde su cargo, González se ha marcado un importante reto inicial. «Las infraestructuras son ideales y esta ciudad te da pie a que venga más gente al fútbol», explica. «El primer objetivo es la campaña de socios, atraer a más afición y, poco a poco, se intentará que se nos vea como un club serio», completa.

Por el momento, parece que la decisión de la entidad ha sido correcta. González posee como aval el buen resultado que tuvo su trabajo en Guijuelo. Según opina, en su anterior equipo «éramos un club más en la Segunda B y terminamos siendo un club referente». «Eso es lo que busco ahora, ser un club referente y seguir cumpliendo objetivos», sentencia.

Su historia con ambos escudos guarda ciertas similitudes. La mirandesa recuerda que cuando llegó a ese pueblo de Salamanca «justo el club necesitaba alguien que estuviera en el día a día». Eso sí, aclara que «llevaban unos años en Segunda B y todavía no buscaban profesionalizarlo porque se estaban asentando, pero sí control y organización».

Durante sus primeros siete cursos, no ejercía las funciones de directora general. Es más, se unió a la entidad casi por «casualidad». «En 2010, tras terminar mi carrera universitaria, que hice Publicidad y Relaciones Públicas, firmó mi pareja en el club y me puse a buscar trabajo», rememora. «Me daba igual en Guijuelo, Rusia o Roma», bromea sobre aquellos inicios dentro del mundo del fútbol. 

A lo largo de su estancia en ese equipo asumió tareas «atípicas», incluso cuando ya estaba casi en la cúspide del organigrama. «Otros, tal vez, tienen personas por debajo y se encargan de gestionar y pueden delegar. En Guijuelo era directora general, pero si había que pintar el campo yo era una más, si faltaba el delegado yo ejercía esa labor… Es decir, era un club muy familiar», describe acerca de su anterior etapa.

Ahora, en Avilés no vierte la cal sobre el césped, sino que pasa bastantes más horas en el «despacho». Unido a ello, su tarea diaria resulta un poco más fácil porque ya compartió oficinas con el director deportivo de su nuevo equipo en Guijuelo. Es más, asegura que este «conoce mi forma de trabajar, por lo que recomendó al presidente, porque creía que era válida».

CD MIRANDÉS. Natalia González se considera «una persona trabajadora, ambiciosa, alguien a quien no se le caen los anillos por hacer 400.000 cosas», además de una apasionada por el fútbol desde que tiene uso de razón. Tal vez por eso no descarta volver a su localidad natal. «Todo el mundo me pregunta si me gustaría ir a Miranda», reconoce. «Si voy al Mirandés, será cuando lo haya dado todo y haya visitado ciudades», explica. 

Con el club rojillo le unen décadas de afición y, también, una enriquecedora experiencia durante su juventud más temprana. Sus primeras prácticas fueron en Anduva, por lo que nunca se sabe si el círculo se cerrará donde empezó. «Sé que allí me quieren como soy y ojalá, si el inicio fue allí, por qué no acabarlo allí», expone.