"Es indignante que los bancos se porten mal con nosotros"

H. JIMÉNEZ
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Jaime Izquierdo tiene 73 años, es de Huerta de Abajo y comenzó presidiendo la asociación de jubilados de su pueblo. Ya era responsable de la Federación Provincial y el pasado día 6 dio el salto al ámbito autonómico

Jaime Izquierdo, presidente de la Federación de Jubilados de Castilla y León. - Foto: Alberto Rodrigo

Tras trabajar durante muchos años en Bilbao, volvió a su tierra natal burgalesa para convertirse en empresario del sector del alquiler de automóviles y aún es consejero de la empresa Alquiber, que él mismo fundó. Ahora emplea sus energías en defender los intereses de un colectivo del que habla con especial ilusión. Comenzó presidiendo la asociación de jubilados de su pueblo, Huerta de Abajo. Hace cuatro años pasó a presidir la Federación de Asociaciones de la provincia de Burgos y ahora ha 'ascendido' un peldaño más, hasta el liderazgo regional, al ganar las elecciones con un apoyo mayoritario en cinco de las nueve provincias de Castilla y León. Todavía muy activo, tiene muy claro que el mundo rural debe ser el principal ámbito de actuación de un colectivo con casi 160.000 asociados y una gran capacidad de movilización.

Ahora ya no existe «el pensionista» prototipo. Existen muchas diferencias sociológicas y económicas entre el colectivo. ¿A qué tipo de jubilado defienden ustedes entonces?
Siempre defendemos a los más débiles, por supuesto. Y sobre todo al mundo rural, donde tenemos muchísimas carencias. Tanto sanitarias, como bancarias como de todo tipo. Es imprescindible contar con unas infraestructuras y servicios sanitarios y sociales de calidad.

¿Quién tiene mejor calidad de vida? ¿El jubilado rural o el urbano?
 El jubilado rural en el aspecto económico tiene una gran mayoría de pensiones de autónomo, de unos 800 euros, que en el pueblo puede valer. Aunque también hay mucha gente de la ciudad que pasa largas temporadas en el pueblo. El jubilado urbano tiene una pensión mayor, pero psicológicamente el rural tiene mejor calidad de vida. En los pueblos pequeños están los clubes, lugares donde reunirse que son muy importantes. Hay que reunirse aunque sea para criticar al cura y al alcalde, eso es saludable. Los pueblos son como un pequeño 'Sálvame Deluxe' y lo que necesitamos al menos es mantener lo que tenemos. Porque llega el invierno y se te cae el alma a los pies.

¿Y qué se puede hacer al respecto?
Yo animo a todos, asociados y no asociados, a participar de forma activa en todas las actividades que vamos a promover: talleres, charlas, cursos… Y una de mis ideas es hacer pisos tutelados en los pueblos para poder mantener la población. Una especie de mini residencias de noche, aprovechando infraestructuras abandonadas como las antiguas casas del médico o del cura. No de día, de noche, porque durante el día los mayores están entretenidos cuidando de sus propias casas o de sus huertos. Esto permitiría no sacar a los mayores de su entorno, y además los hijos podrían ir a ver a sus padres los fines de semana al pueblo. Así mantendríamos población y crearíamos un poco de empleo con las personas que podrían trabajar en esos centros.

Hace unos meses se levantó un revuelo notable gracias a ese señor que abanderó la campaña titulada «Soy mayor, pero no idiota» contra el trato que recibían los mayores por parte de los bancos. ¿Han notado ustedes un cambio en la actitud de las entidades financieras?
Sí, yo tengo amiguetes en la banca y sé que ahora son mucho más flexibles a la hora de atender a los mayores. Ya no hacen como antes, que cuando daban las 11 de la mañana cerraban el chiringuito y te decían que volvieras mañana.

¿No es triste que tenga que haber un revuelo de ese calado para que algo cambie?
Muy triste. A mí se me caía el alma a los pies cuando iba por Gamonal y veía una cola de 20 o 30 jubilados a las puertas de un banco, rogando por que no dieran las 11 de la mañana y les dijeran que se acabó. Somos una generación que ha levantado a este país, y que se porten con nosotros de esa forma es indignante. No se puede olvidar que España hace 60 años era un país tercermundista. Yo de chaval segaba en mi pueblo a hoz y zoqueta, trillábamos con vacas y bueyes. Ahora somos un país de primera línea. Pero insisto en que lo que más nos preocupa son los pueblos pequeños que están en la UVI, donde si no hacemos algo en 10 años eso desaparece. Por eso insisto en mantener la población y llevar actividades.

(Entrevista completa en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos)