Salvador de Foronda

Diez Mil Preguntas

Salvador de Foronda


El diputado Torrente

16/03/2023

Se acaba de estrenar este 23 de febrero la nueva película de Torrente con unos actores de primera clase y excelente talla: un exdiputado del PSOE, Juan Bernardo Fuentes, apodado Tito Berni, su sobrino y un general de la Guardia Civil. Unos linces de contratos amañados, cohecho, tráfico de influencias, falsedad, drogas, prostitución y pertenencia a grupo criminal organizado. Estos linces de la bragueta abotonada e industriales de las camas redondas utilizaban un modus operandi al estilo bochornoso que vivimos con las imágenes de Luis Roldán (1943-2022) en calzoncillos, rodeado de prostitutas y con cocaína en la mesa. Me refería a la estampa vivida en mayo de 1994, cuando el entonces director general de la Guardia Civil fue pillado de esa guisa en un hotel y las imágenes aparecieron en una revista.

Es tan parecido la forma de llevar las fechorías que, siguieron el manual, mientras uno utilizó las cuentas del Colegio de Huérfanos de la Guardia Civil el otro ha utilizado las de un club de fútbol infantil, creado por él, para que se llevase a cabo los primeros pagos de cinco mil euros, antes de empezar a operar. 

A su sobrino Taishet Fuentes le hemos visto a través de las redes sociales con una toalla de cintura para abajo, con cara de ir algo 'perjudicado' y apoyado sobre una mesa como si con la trompa la estuviera limpiando. 

A todos les gustaba ir a la capital del Reino y subir en el autobús, Madrid Congreso Diputados Tour como una de las formas más cómodas y sencillas de conocer y llevar a efecto la mordida nacional. Era tan fácil como comprar el billete válido para uno o dos días según la tarifa elegida, montarse en el autobús, colocarse los auriculares, seguir la audioguía y disfrutar de los manjares de la Carrera de San Jerónimo y, con la posibilidad de repetir cuantas veces quisieran, pagando la mordida.

Una vez en la sala VIP, del Congreso de los Diputados, se hacían una foto en el Salón de los Pasos Perdidos y observaban el cuadro de la ejecución de los Comuneros de Castilla, de Antonio Gisbert Pérez. Mientras a unos valientes les cortaban la cabeza, los cutres, se iban con el rabo entero. Pienso que no es justo.

Tengo la sensación de que es normal, en el debate político, que lo zafio y bochornosos de determinados personajes dan lugar a una hipocresía e incongruencia para trincar cueste lo que cueste.