Puntadas

SAMUEL GIL QUINTANA
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OPINIÓN | "Y ojalá que cuando todo pase no haya en el mundo más curvas que frenar porque al fin caminemos despacio. Ojalá que aprendamos la lección y nos miremos al espejo más humanos, solidarios y sensibles, respetuosos, felices y afortunados"

Jugadores agradecen el aliento de la hinchada y la afición reconoce el esfuerzo de su equipo tras la victoria en El Helmántico ante el Salamanca. - Foto: Alberto Rodrigo

Vuela de rosca un balón privilegiado y alegre, como nuestra existencia. Le falta el aire, le duele el cuerpo, pero mantiene espléndida toda su forma. En su interior viaja centrifugada la esperanza de un pueblo. El canto de resistencia que lo eleva, cada tarde, desde una ventana hacia la victoria final. 

De pronto, el cuero dibuja un extraño en su vuelo. Una de las puntadas, algo desgastada pero imprescindible en el conglomerado de la tremenda esfera, ha soltado sus lazos, cediendo finalmente a la presión sin que las otras puntadas hayan podido si quiera despedirse. Es un adiós impotente, cruel e impensado. Porque quién nos lo iba a decir: que sería así como perderíamos a nuestros padres, a nuestros hijos, a nuestros tíos, a nuestros abuelos, a nuestros hermanos.

Es este inmenso balón nuestro planeta, la tierra que amamos. El mismo que nos ha dejado aquí varados y que continúa redondo, dispuesto a jugar, girando. Avanza y no se detiene porque siente que quietos, nos ponemos de su lado. Avanza porque le hemos prometido que, de esta, cambiamos.

Y ojalá que cuando todo pase, cuando la primavera del 20 sea solo un recuerdo olvidado, no haya en el mundo más curvas que frenar porque al fin caminemos despacio. Ojalá que aprendamos la lección y nos miremos al espejo más humanos, solidarios y sensibles, respetuosos, felices y afortunados.

Encerrados, como un gol que no se grita, salimos a ganarle a un rival desconocido, pegajoso y matador en cualquier parte del campo. Por suerte, la pelota es nuestra. Somos la fuerza que mueve el mundo. Un mundo que nos verá vivir. Un mundo que nos verá vencer. Por las puntadas que se fueron. Para que su vida y su muerte no hayan sido en vano.